sábado, 5 de enero de 2013

35. FUERZA.


Remuevo en todas las direcciones cada una de las flores del ramo que me ha regalado Liam. El aroma que desprende es hipnotizante, y los colores son realmente preciosos. Se ha pasado. Yo le digo todas esas tonterías y me trae en un ramo. Para pedirme perdón. ¿Perdón sobre qué? Simplemente me ha hecho un cumplido. Me he comportado como una niña estúpida. No puedo dejar de arrepentirme de mis tontas palabras. Con ellas he demostrado toda la inmadurez que reside en mí. Ni mi 'Lo siento' ha servido de mucho. Ha preferido dejarlo a un lado. No darle importancia. Le he dicho que tiene razón, pero no me lo quito de la cabeza. Sin embargo éstas flores. Todas éstas preciosas flores me obligan a sonreír. He llenado un pequeño jarrón transparente de agua y he introducido el ramo en él. Lo he dejado sobre el mueble de la entrada y aquí estoy. Palpando. Tocando cada uno de los pétalos. No tengo mucha experiencia con flores. La botánica no es mi fuerte. Únicamente puedo decir que son unas flores increíbles regaladas por un chico increíble a una chica estúpida.
Me llevo una mano a la cara golpeándome suavemente la frente. Me debería de haber dado con más fuerza. Me lo merecería, pero la fuerza no está de mi parte siempre. Oigo cómo algo cae al suelo en un estrepitoso estruendo. Giro la cabeza en dirección a la cocina automáticamente. Dejo atrás las flores y corro hasta la puerta de la cocina para contemplar la situación. No lo entiendo muy bien. Me encuentro a Liam sentado con las piernas cruzadas en el suelo con rodeado de sartenes y cazos.
Liam- Los armarios y yo no nos llevamos muy bien.
Ese comentario me hace soltar una carcajada. Me acerco hasta donde se encuentra sentado para agacharme a su lado y recoger todo lo que tiene alrededor. Él observa atento cada movimiento que realizo, como si quisiera grabar ese momento. No me parece algo especial, simplemente estoy recogiendo el lío que ha montado el solo. No creo que sea muy difícil hacer un par de sandwiches. Luego soy yo la torpe. Me pongo en pie con dos sartenes en la mano y las cuelgo en los dos enganches sobrantes de la puerta del armario. Listo. Me giro para ver a Liam y veo que sigue donde antes. Sin inmutarse. Contemplando la puerta del armario. Embobado. ¿Qué pasará por su mente? Se lo preguntaría, pero a parte de curiosidad siento miedo. Le ofrezco una mano para ayudarle a levantarse y él la acepta de buena gana y con mi inútil fuerza acabamos los dos en el suelo. Bueno, Liam en el suelo y yo sobre él. Tengo ambas manos en su fuerte pecho y no me molesto en retirarlas. Únicamente lo hago para apartarme el pelo de la cara y ponelo detrás de la oreja. Al realizar éste movimiento Liam coge la mano con la que mantengo mi pelo y observando ambas manos realiza el mismo gesto que antes. Lento. Suave. Dulce. Le miro atónita, impresionada. Entreabro la boca para decir algo, pero por mis labios no sale ninguna palabra. Me quedo así, quieta. Pueden haber pasado segundos, horas, minutos, pero no le doy importancia. No tengo la necesidad de hacer nada en este mismo instante. Al final me acabo separando de él y ambos nos levantamos. Él me muestra una media sonrisa y yo, sonrojada, se la devuelvo. ¿Qué acaba de ocurrir?
Intento olvidar lo que acaba de pasar y me preparo mi sandwich y Liam el suyo. Acabamos prácticamente a la vez y en vez de sentarnos a tomárnoslo en la mesa acabamos en el sofá uno al lado del otro. Masticando cada uno su sandwich con el silencio como único fondo en la sala. Cuando llevo medio bocadillo noto que comienza a hablar. Y efectivamente, así es.
Liam- La verdad es que te he mentido. La casa no era tu sueño, era el mío.
No me lo esperaba para nada. Pensaba que me iba a hablar sobre lo que acababa de pasar. Bueno, sobre el tema. Pensemos. ¿Me ha dicho que hacer la casa en el árbol era mi sueño y no el suyo para... qué? Le habría ayudado de todas formas. No me importan sus motivos, lo que me importa es que me haya mentido.
Samantha- ¿Y por qué no me lo has dicho? Te habría ayudado de todas formas.
Liam- Lo sé, ha sido una completa estupidez.
Deja el plato sobre la mesa, ya vacío. Yo realizo el mismo gesto y apoyo el brazo derecho en el cabezal para verle mejor. Veo como agacha la mirada para intentar evitar la mía. No lo comprendo. ¿Por qué me iba a sentar mal? De pronto lo comprendo. Él odia las mentiras, y ha mentido. Se estará matando por dentro. Será como si hubiera muerto alguien a quien quiere. No sé por qué, pero entiendo que sea así, como si lo supiese. ¿Acaso estoy recordándole? No creo. Odio verle así, deprimido por una tontería. Me acerco a él para levantarle la barbilla con una mano y con la misma le peino el pelo para atrás. Me mira frunciendo el entrecejo, extrañado. Pero yo continúo. Después de un minuto le cojo de la mano y me pongo en pie.
Samantha- Vamos a cumplir ese sueño.
Liam se levanta obediente y juntos de la mano salimos al jardín manos a la obra. Mira impresionado los tablones grandes mirándome con un brillo que me indica: ¡Enhorabuena! En respuesta le sonrío, ahora no quiero hablar. Sin que me tenga que dar órdenes levanto como antes uno de los tablones y lo sitúo en la casa. Subo por las escaleras y lo cojo de nuevo para ponerlo en pie en la posición indicada. Liam impresionado realiza los mismos movimientos que yo hasta que hemos completado todos los lados y hemos hecho todas las paredes. Miro orgullosa nuestro trabajo y animo a Liam que está realmente cansado a hacer el tejado. Yo me siento imparable. Ahora no puedo dejar de pensar en la casa. Tengo la necesidad de cumplir este pequeño sueño. Y lo voy a hacer.
En menos de una hora, quizás 45 minutos, hemos terminado el tejado. Ayudados de una alta escalera por la que Liam ha subido, puesto que a mi me dan miedo las alturas. Ambos contemplamos con alegría nuestro trabajo. Bien realizado. no puedo evitar reír. Reír de felicidad. Le doy un inesperado abrazo a Liam y de pronto escucho cómo un coche aparca. Me giro para observar de quién se trata y compruebo que son mis padres. Han vuelto. Me encamino hacia ellos sin pensarlo. Pero Liam me coge por el codo y me obliga a girarme para mirarle.
Liam- Gracias por hacerme cumplir otro sueño.

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