sábado, 5 de enero de 2013

65. MATERNA.


Contemplo mi pared con nuevos ojos, puesto que hay nuevas fotos. Por fin alguna novedad. Las nuevas colgadas me resultan más divertidas. La que más me gusta es la de Liam manchado hasta el apellido de harina. Luego hay otra en la que salimos jugando al fútbol y parece que hago levitar el balón. Encandilada ante el mar de recuerdos plasmados, me tumbo en la cama. Ya son las nueve de la noche. Hoy ha sido un día para Sam. Me he encerrado en mi habitación a leer, a dibujar y a escuchar música. Sinceramente, sentía que lo necesitaba. Mi ritmo de vida a cambiado de escala. Pocas veces abandonaba mi casa. Pasaba el rato sola, inmersa en el pequeño mundo que es mi habitación. Echaba de menos algún momento de esos, y hoy, ha sido ese día para recuperarlo.
La charla con Johanna de esta mañana me ha hecho pensar. Profundizar respecto al tema. Tengo miedo de dar un paso adelante, porque, ¿cómo se lo diría? Por muchos años que llevemos juntos, la situación se torna incómoda y la timidez podría conmigo. Imaginemos el hipotético caso de que decido declararme. ¿Por dónde comenzaría? "Hola, Liam, te quiero". No me parece convincente. Sacar cosas a la luz jamás ha sido mi punto fuerte, principalmente porque siempre dudo. No confío en nadie. La experiencia, todos mis años vividos me han enseñado que puedo confiar en escasas personas. El mundo es cruel, o al menos lo ha sido conmigo. Me ha hecho madurar por adelantado. Por eso soy tan reacia a las decisiones. Pienso a quién puedo perjudicar con mi respuesta. Y es que a la primera persona que perjudico es a mí.
Catherine- ¿Se puede?
Ni me había percatado de su presencia. Estaba sumida en los pensamientos que me alborotan. La figura de mi madre me resulta ajena. Hace demasiado tiempo que no contacto con ella. Me sienta mal, puesto que ella siempre ha estado conmigo. No recuerdo haber mantenido una conversación de las nuestras desde que estaba ingresada en el hospital. Le indico con la mano que se siente a mi lado en la cama. Ella obedece en silencio.
Samantha- Cuánto tiempo.
Catherine- Es verdad, ¿qué es de tu vida?
Mi madre sabe aparecer en el momento oportuno. Creo que es la única persona, a parte de Johanna, a la que le puedo hablar de esta clase de temas. Ruth se muestra negativa ante dar consejos, dice que ella no es de esas. No es como mi madre, ella siempre me ha ayudado con todo. Siempre le he contado mis problemas para que los contemplara desde su mágico punto de vista y me ayudase a superarlos. Es como mi hada madrina. Recuerdo cuando de pequeña le rompí un carísimo jarrón a mi abuela. Como no estaba, fui corriendo a mi madre, llorado y preguntándole que qué podía hacer. Ella simplemente me abrazo para que me calmara, me miró a lo ojos y me dijo que debía contar la verdad. Mi madre odia las mentiras casi tanto como yo, posiblemente más.
Samantha- Se torna revuelta, como de costumbre.
Catherine- ¿Qué pasa ahora por tu cabecita?
Formula la pregunta la vez que me empuja suavemente con el dedo índice en la frente. No sabría cómo empezar con toda la historia. Para resumirlo. Cómo expresarle con palabras entendibles todo aquello por lo que paso. No puedo decirle que es complejo, como con Johanna, no serviría de nada, como con Johanna. Es como cuando dices que 'Estás bien', cuando tienes una cara de tristeza que solo hace falta que te escriban en la frente que te encuentras mal para enfatizarlo. Eso lo hace todo el mundo, nos gusta que nos pregunten, que se preocupen por nosotros, aunque por una lado no queremos contestarles.
Samantha- Mamá, no sé si dar un paso muy grande, porque puede que dándolo, caiga desde más alto.
Mi madre comienza a procesar la metáfora. Lo sé porque aparta la mirada de mí y la dirige hacia la alfombra verde. Ella y yo siempre hablamos así, con ejemplos. Nos gusta, es como una especia de juego en el cual solamente participamos ella y yo. Cosas de madre e hija. A mí me resulta entretenido.
Catherine- No hace falta que digas más. Sabía que se trataba de Liam. Si ese paso del que hablas es el cual me imagino. No dudes en darlo. Todo el mundo sabe que os queréis, incluso vosotros mismos. Lo único que os hace falta es un empujón. Si temes por su respuesta, no lo hagas. Si temes por vuestro futuro, tampoco. Puede que él se tenga que ir, pero vosotros sois fuertes. Siempre lo habéis sido.
No tengo ni idea de cómo mi madre puede adquirir de semejante agilidad mental. Ha buscado todos los puntos existentes de mis dudas. Todos mis temores, con una simple metáfora sobre el miedo a lo desconocido. Puedo decir que mi madre me conoce mejor que nadie. Porque es así. Sabe sacar hasta el más escondido de mis pensamientos con tan solo mirarme y pensar un poco. Es quizás, parecida a la conexión entre Liam y yo, con la única pega de que yo no puedo descifrarla tan bien como ella a mí. Poderes de madre, los denominé hace algún tiempo.
Samantha- Gracias, mamá.
Catherine- De nada, cariño. Me voy ya a la cama, que mañana tengo que ir a trabajar. Se me acabaron las vacaciones.
Se pone en pie realizando una mueca de desgana que me hace reír. Se inclina para darme un beso en la frente que no rechazo, y desaparece tras mi puerta. Quedo inmóvil, latente a cualquier movimiento en mi cuarto. Pero lo único que está en continua acción es mi pecho, que sube y baja regularmente, con mayor lentitud que la del compás de mi corazón.
Lo cierto es que no siento ni un ápice de sueño. Me siento viva y llena de vitalidad. Como he pasado la tarde sin hacer nada, me siento completamente descansada. De pronto siento ganas de hacer algo. Me pongo en pie rápidamente, aparto todo el montón de utensilios escolares de encima de mi escritorio, y saco una hoja de cuadros en la que comienzo a escribir.
"Mi mente, como de costumbre, es un total mar de dudas. La gente me anima y me apoya, pero es muy fácil contemplar la situación desde fuera. Todos somos buenos filósofos con los problemas de la gente, pero nunca con los nuestros. Otra demostración más de que hablar es muy fácil. Tengo miedo. Es la manera más fácil de simplificarlo. Siento pavor a realizar esa confesión. Es algo diferente, algo que nunca he sentido, y quiero sentirlo con él. Pero el miedo me sucumbe y me obliga a echarme a atrás. En esta clase de momentos demuestro mi debilidad. Mi faceta de nueva Sam ha desaparecido por completo. Ha huído, como una cobarde. Y es cierto que estoy cansada de huír de mis miedos y esconderme tras un matorral para aislarme de ellos, pero ya es hora de cambiarlo. Repito: Hablar es muy fácil. Me lo aplico a mí misma, porque estoy diciendo cosas que lo más probable es que nunca cumpla. Mi pensamientos, mi sentimientos, todos ellos son complicados. Lo único simple y completamente real que hay en mí, es que quiero a Liam Payne."
Samantha Holoway.

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