sábado, 5 de enero de 2013

42. CONFUSIÓN.


Samantha- ¡Vamos, lánzate!
Levanto los brazos con los puños cerrados y doy pequeños saltos en el agua. Me encuentro en la zona donde no cubre y mis pies pueden alcanzar el enlosado suelo. Liam permanece de pie. Fuera de la piscina, sobre el bordillo con una mano en la frente cubriendo sus ojos de los rayos de Sol. Frunce el cejo para poder verme y cuando lo consigue me sonríe. Todo esto ha comenzado cuando hace un par de minutos le he confesado que no sé lanzarme de cabeza. Él, cómo no, ya lo sabía, y ha dicho que ningún problema, que él me enseñará ahora mismo. Se ha salido de la piscina chorreando agua y dando un par de largas zancadas ha ido a parar al bordillo de la piscina. Y aquí no encontramos, en el presente viviendo la situación. Yo le animo a que salte de una vez, me está poniendo de los nervios. Para calmarme he comenzado a contemplar el incesante goteo de su bañador. De pronto veo cómo se inclina, extiende las manos y se lanza. Se sumerge en el agua en un salto perfecto. No soy adecuada para juzgar su precisión ante el lanzamiento, pero para mí es perfecto y por eso le aplaudo cuando sale al agua. Sacude la cabeza para peinarse y yo me veo obligada a girarme para que no me entre agua en los ojos. Cuando siento que ha parado le miro le nuevo y veo que se ha acercado más, llegando al punto de estar prácticamente pegado a mí. Me mira sonriente. Saco la mano derecha del agua y le peino el pelo para atrás. Mis dedos se enredan y tengo que retirarlos.
Liam- Es tu turno.
Samantha- ¿Con qué base? ¿Acaso quieres que me mate?
Liam- ¡Eso nunca! Por algo me tienes como profesor.
Salgo de la piscina con pereza y Liam me empuja por la espalda para que avance. Camino por el bordillo para hacerlo más divertido, y cuando llego a la zona profunda me paro en seco. Es ahora cuando siento miedo. Se me hace un nudo en la garganta y siento como si se me subiera el estómago. Inconscientemente dejo de respirar y le mando órdenes a mi cerebro para que reaccione o moriré ahogada yo sola. Instintivamente agarro la mano de Liam. La aferro como si en ello consistiera mi vida. Alzo la mirada para decirle que tengo miedo, pero no hace falta. Me aprieta la mano, comprensivo. Su mirada me lo dice todo: 'Tranquila, no tengas miedo, jamás permitiré que te pase algo malo'. Sí, todo eso en una simple mirada. Bueno, no tan simple. Es increíble no tener la necesidad de hablar para comunicarse. Es algo maravilloso. Indescriptible. Único.
Liam- Junta los pies y agáchate todo lo que puedas. Eso es. Ahora estiende las manos hacia el agua.
Realizo cada una de sus órdenes obediente. Con el corazón en un puño. Siento como si me fuera a estallar en cualquier momento. Siento vértigo en esta posición, pero me calmo al sentir en mi espalda la cálida mano de Liam, ya no húmeda por el Sol abrasador. Respiro con más regularidad. Pero al mirar las pequeñas olas que hace el agua se me revuelve el estómago de nuevo. Siento pavor a lanzarme. ¿Y si caigo mal, me doy con el bordillo y me parto la cabeza en dos? Sí, Sam y sus pensamientos positivistas al poder. Pero es que no puedo evitarlo. Es lo que siento y no pienso engañarme.
Liam- Perfecto. Ahora busca un punto fijo. Yo siempre miro en el mosaico del defín del centro de la piscina. Ya solo tienes que mantener las piernas juntas y lanzarte.
No se puede imaginar el miedo que tengo. Si estuviese incorporada estaría temblando. Seguro. Clavo la mirada en el mosaico del delfín del centro de la piscina. Me mira. Le miro. Parece sonriente y feliz. Riéndose de mí. Incitándome al ataque. Maldigo al dibujo del delfín por lo bajo. Cojo una gran bocanada de aire y sin pensarlo para no sufrir más, me lanzo. Pies juntos. Piernas juntas. Salto. Brazos extendidos. Delfín. Me sumerjo en el agua con una ancha sonrisa. Creo que no lo he hecho mal. Siento cómo el bikini se me baja y bajo el agua me lo coloco bien. Al salir a coger aire me encuentro a Liam dando aplausos. Aplausos con ímpetu y alegría.
Liam- ¡Lo has hecho perfecto! Nadie diría que no sabes saltar de cabeza.
Subo sonriente la escalera de la piscina. Me encanta conseguir cosas. Es una sensación de satisfacción única. Me siento bien conmigo misma. Es como un pequeño premio. Cuando piso con las plantas de los pies el césped me agacho para coger la toalla y secarme. Me envuelvo en ella y cuando levanto la mirada ya no toco el suelo. Liam me coge cual saco de patatas. Es una perspectiva extraña. La verdad es que marea un poco. Solo puedo ver la hierba aparentemente en movimiento, la espalda y el culo de Liam. Se me viene una idea a la cabeza y comienzo a pegarle en culo con la palma abierta y en uno de los golpes sin querer le clavo las uñas. Pega un pequeño grito y me deja en suelo. Pierdo un poco el equilibrio por el mareo pero al final me situo. Estamos en la entrada.
Liam- ¡Vaya! A ver cuándo nos cortamos las uñas, fiera.
Le agarro de los hombros mientras abre con la llave la puerta de la casa y de vez en cuando le doy unos pequeños pellizcos. Le suelto para mirarme las manos y efectivamente tiene razón. Tengo las unñas demasiado largas, tengo que cortármelas.
Liam- Si quieres dúchate en el baño de arriba, yo lo haré en el de abajo.
Alzo los dos pulgares en señal de aceptación y salgo de la casa para coger la ropa que me he dejado en el jardín trasero. Al volver al interior de la casa escucho caer el agua. Liam ya se ha encerrado en el baño. Agarro la barandilla y subo cada peldaño de las escaleras hasta llegar al primer piso. Me meto en el baño cerrando la puerta de un portazo sin intención y me quito el bikini de rayas verdes y blancas y lo dejo sobre el lavabo bajo el agua para quitar el cloro. Me meto en la bañera corriendo las cortinas a la vez que pongo el agua y espero a que salga caliente para ducharme. Me doy una ducha rápida, me echo champú y me enjabono el cuerpo para luego enjuagármelo. Salgo de la bañera y me seco con la toalla hasta poder vestirme de nuevo y me peino el pelo enredado para no morir cuando tenga que desenredarlo ya en seco. Salgo del baño dejando la puerta abierta y escucho cómo todavía suena el agua caer. Todavía está en la ducha. Se supone que las chicas tardamos más.
Me adentro al cuarto de Liam para sentarme y descansar un rato. Me encanta la habitación de Liam. Es un sitio realmente acogedor. El cuarto de Johanna es asombroso y deslumbrante, pero no tan acogedor como es entrar aquí. Es como entrar en mi propio cuarto. Lo siento tan común. Es agradable. Incluso esbozo una pequeña sonrisa en pensar en ello.
Me siento con las piernas cruzadas sobre la cama hecha y contemplo por millonésima vez la habitación. El armario. El escritorio a rebosar de papeles con textos impresionantes que ni yo me atrevo a leer. Su portátil. Las fotos. Su móvil en la mesita de noche aparentemente desconectado. Pero de pronto veo algo que no está acorde. En la mesita de noche. El cajón no está del todo cerrado. Se ve una delgada línea oscura. Abro el cajón curiosa y ahogo un pequeño grito. en el cajón encuentro el libro, más bien libreta, que Liam me ocultó el otro día. Ahora tengo esa pequeña libreta roja entre mis manos. Toco suavemente el nombre en relieve. 'Dreams'. No puedo abrirlo. No puedo hacer como con la carta que liam escribió a sus padres. Nadie me ha dado vela en este entierro. Son sus secretos, y se merece su intimidad. Pero yo misma me contradigo. Al final acabo abriendo el libro en una página cualquiera. Miro la letra. No parece de chico. Es demasiado redonda. Los chicos suelen escribir mal. Miro lo que pone en la parte superior de la página. 27 de Marzo. Comienzo a leer un pequeño párrafo.
"Otro día negro, como todos los demás. Odio vivir así, es horrible. Caigo en depresión y me cuesta seguir adelante. Todo me recuerda a él. Cualquier objeto. Por muy insignificante que sea. Una taza. Una foto. Una canción. Todo. Es horrible, no sé cuánto tiempo más podré aguantar."
Es realmente triste. De nuevo la misma sensación. Culpabilidad. Sabía que no me tenía que haber metido, pero aún así mírame. Con la boca abierta, consternada. No se merece esto. ¿Hacia quién irá? Un amigo. Un familia fallecido. No tengo ni idea, pero tampoco puedo preguntarle. Sería sospechoso. Toda mi tristeza se convierte en confusión al ver la firma del autor. No pone Liam Payne. Para nada. Mi corazón se para al ver mi nombre. Samantha Holoway. Es mi letra. Es mi libreta. Son mis pensamientos. No entiendo nada.
Liam- Puedo explicártelo.

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