sábado, 5 de enero de 2013

43. REVELACIÓN.


¿Explicarme el qué? Soy más que consciente de que me ha quitado mi diario. Me lo ha quitado para leerlo. Para enterarse de cosas. A saber lo que habré escrito allí. Apenas puedo pronunciar palabra. Mis labios se abren para decir algo, pero de mi gargante no emerge ningúna clase de sonido. Simplemente respiro. Que ya es demasiado. En cuando he oído su voz a mis espaldas he dejado de respirar. Por un segundo me he sentido pillada, pero he sido yo la que le ha pillado a él. Esta vez no me puedo sentir culpable. Soy la víctima. Lo que no me entra en cabeza son todas sus posibles razones. No se me viene a la cabeza ninguna idea completamente lógica para darle sentido a todo esto. Es una situación en la que no sé si gritar, insultar, pegar o simplemente irme. Parece conocer mis intenciones, por lo que se pone enfrente de mí y se arrodilla. Parece que me va a pedir matrimonio, pero es para tenerme a la altura de los ojos. Quiere decírmelo a la cara.
Liam- No es lo que parece.
Samantha- ¿Y qué es lo que parece?
Liam- Que soy un ladrón.
Pues lo que es. Cuando robas algo automáticamente te conviertes en un ladrón. Es de manual. No quiero que me mire con esa carita de cachorro. No quiero que sea tan dulce ahora. Quiero que se enfade. Quiero enfadarme. Pero no puedo. Hablo bajito. Como si hablase para mí. Es como si me diera vergüenza enfadarme con él. Aparto la vista de él. No puedo aguantar el peso de su mirada. Es demasiado.
Liam- Déjame explicártelo.
Si yo le dejo. No sé a qué espera. No le estoy incriminando. Aunque mentalmente sí. La de cosas que le estaría diciendo ahora si tuviese las suficientes agallas. Estoy sumida en la cobardía. Se supone que es él que debe de estar nervioso, no yo. Es él el que ha cogido mi diario sin mi permiso. Yo no he hecho nada malo. Me toca la mejilla para que vuelva a mirarle y le aparto la mano de un manotazo. Eso es lo que quiero. Ser brusca. Se lo merece. Retira su mano para peinarse el pelo hacia atrás. En un gesto de cansancio. De pesadez. Como si le resultara aburrido tener que hablar conmigo.
Liam- No he robado tu diario. Lo he cogido prestado por una buena causa. Me parece que te has olvidado de que cuando estabas en el hospital me dijiste que hiciese lo que fuera para que recordases. Que rebuscara por todas partes hasta encontrar lo más mínimo. Que todo ayuda. Hace tiempo que tienes ese diario. Siempre me decías que era el único sitio donde podías desahogarte a gusto después de mí. Pero nunca me dejaste leerlo. Siempre te lo escondías en la mochila. Siempre buscabas una excusa. No me dejabas ni ver la portada. Lo recordé en cuanto me dijiste que buscara algo que ayudara. Fue en lo primero que pensé. Allí estarían todos tus pensamientos. Todos tus recuerdos. Todo. El día que empezamos el juego y te puse todos esos post-its por el suelo, le pedí a tu madre que dejara la puerta del jardín trasero entreabierta. Para que pudiera pasar. Era mi única oportunidad de hacerme con aquel diario. Mientras dormías plácidamente lo busqué por todas partes hasta encontrarlo en tu mesita de noche. Fui a mi casa y lo escondí.
Por una buena causa. Por mí. Lo hizo para que recordase. Era para ayudarme. ¿Por qué no me lo dijo? Podríamos haberlo leído juntos. Podríamos haber aprendido cosas de mí. Cosas de nosotros. No me hace ninguna gracia que haya entrado en mi habitación para aquello, pero quizás yo hubiese hecho lo mismo. Me ha mentido, eso es verdad. Pero me ha mentido por una razón. Aunque debería de habérmelo pedido. O al menos haber preguntado si me acuerdo de una pequeña libreta roja. Habría estado mejor y no nos encontraríamos en esta situación. Por fin le miro a los ojos.
Samantha- ¿Por qué no me lo dijiste? Me lo ocultaste. Me has mentido.
Liam- Fue una tontería, lo sé. Últimamente no pienso bien las cosas.
Yo tampoco pienso bien las cosas, pero siempre está bien regañar a alguien. La verdad es que me resulta satisfactorio. Pero la tortilla ha dado la vuelta. Él en parte tiene razón, pero yo también. Debería habérmelo consultado. Me pongo en pie y camino de brazos cruzados hasta la ventana que da a la calle. Noto cómo él se incorpora también y se sitúa detrás de mí. Noto su presencia y su respiración a menos de un metro. No avanza. De repente ahogo un grito. Ahora que lo pienso, ahí habré escrito cualquier cosa. Incluso mi amor hacia él. habrá leído todo lo que he pasado. Todo. Me pongo roja al instante. La idea no se me había pasado por la cabeza hasta ahora. Permanezco con la mirada fija en la ventana, sin girarme para que no me vea.
Samantha- ¿Qué has leído?
Liam- La verdad es que no mucho. Solamente el principio, cuando tendrías unos 10 años. Me ha costado descifrar la letra, escribías realmente mal.
Una leve carcajada se escapa de entre mis dientes. Y aunque no pueda verle, sé que Liam está sonriendo. Satisfecho. Ha ganado. ¿A quién pretendo engañar? No puedo enfadarme con Liam. Ahora que lo pienso debe de haber soportado muchas cosas mías. Sé cómo puedo llegar a ser. Soy una persona difícil. Y cuando más lo necesitaba me ha ayudado. Ha divagado en la forma más fácil de ayudarme, y la ha encontrado. De una manera un poco sucia, pero una manera. Lo único que ha hecho ha sido pensar en mí, no pensaba en aprovecharse en ningún momento. Claro que no. Liam no es así. Eso es lo último en lo que habría pensado. O ni siquiera lo habría pensado. La confusión ha podido conmigo.
Liam- ¿Me perdonas? Te juro que no leeré más. Llévatelo a tu casa.
Samantha- Claro que te perdono. Mira Liam, simplemente he reaccionado rápido. Sin pensarlo. Y he sentido deseos de enfadarme contigo, pero en el fondo no he podido. Ni puedo ni quiero. Si has hecho esto ha sido para ayudarme, no para herirme. Lo único que me molesta es que no me lo hayas pedido. En esta situación te lo habría dejado.

En menos de dos segundos ya estamos abrazados. Me siento especial cuando le abrazo. Como si el hueco entre su cuello y pecho estuviese hecho a medida de mi cabeza. Encaja a la perfección. Me siento feliz cuando me envuelve entre sus brazos. Me aprieta y siento cómo me protege. Me siento a salvo. Nadie me puede hacer daño cuando estoy con él. Para mí un abrazo suyo lo significa todo. Una mirada, una sonrisa, significan mucho. Pero no hay comparación con la forma en la que nos unimos. No necesito nada más. Confieso que me encantaría besarle. Saborear sus labios. Saber cómo sería reír dentro de su boca. Pero no hay nada más bonito que esto. No tengo prisa. Retengo cada instante aquí. En este momento. Guardándolo para siempre.
Liam- Mi pequeña princesa. Eres mucho para mí.
Samantha- Lo eres todo para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario