sábado, 5 de enero de 2013

4. SABIDURÍA.


Catherine- Cariño, ¡cariño, despierta! Son las 12, es tarde.
Oía la voz de mi madre. Como de lejos. Me estaba llamando, ¿por qué no podía abrir los ojos? De repente recordé esa última palabra, de mi sueño. Bueno, sueño no: recuerdo plasmado en un sueño. El nombre de la canción que me hizo llorar como una niña pequeña. "Moments". Entonces abro los ojos de par en par. Estoy llorando. Lo sé porque al incorporarme noto la camiseta húmeda. Mi madre me mira fijamente, tiene su mano derecha en mi hombro y la izquierda en la colcha.
Catherine- ¿Quieres contarme algo, Sam?
No me salían las palabras. Me estaba muriendo por dentro. ¿Por qué he soñado con eso? Es un recuerdo que he intentado borrar. Pero mi subconsciente me ha jugado una mala pasada. Estúpido subconsciente. No te necesito.
Al ver que no decía nada, mi madre se sentó conmigo en la cama. Me miraba a los ojos. Esos ojos eran los mismo que los míos. Bueno, mis ojos eran los mismos que los suyos. Pero en sus ojos se reflejaba la preocupación, mientras que en los míos supongo que se refleja la agonía. Se acerca un poco más a mi y me limpia las lagrimas con el dedo pulgar. Este gesto hizo que me pusiera a llorar todavía más, porque es el mismo que hizo Liam en mi sueño, y en la realidad. Mi madre se acerca todavía más, pero esta vez me da un abrazo. Un gran abrazo que no puedo rechazar. Y entonces es cuando empiezo a hablar:
Samantha- Mamá, no puedo más. Va a volver.
Catherine- ¿Quién va a volver, mi amor?
Samantha- Liam, mamá. Va a volver. No sé cuándo, pero va a volver y pronto. No puedo soportarlo.
Catherine- Oh, cariño. Sé que has creado una gran dependencia hacia el durante todos estos años. Y que te duele que te haya dejado atrás para seguir, es comprensible. Pero si es cierto eso de que vuelve, deberías hablar con él. Una amistad tan fuerte como la vuestra no puede acabar de esa forma.
Mi madre aparte de ser madre, es una gran psicóloga. Me ayuda en todos los problemas. No me pone nerviosa cuando hago algo mal, sino que me ayuda a solucionarlo. Por eso me alegro de poder decir que tengo a la mejor madre del mundo. De mi padre no puedo decir lo mismo. Es muy reservado, y como mucho me dice: "Todo se solucionará, Samantha", acompañado de un par de golpecitos en mi hombro. Sí, ese es todo el apoyo moral que recibo por parte de mi padre. Pero es mejor que nada.
Samantha- Sé que tienes razón, mamá, pero me siento traicionada. Y no me gusta nada.
Catherine- Yo no te eduqué para que fueras rencorosa. Yo te eduqué para arreglar las cosas de forma civilizada. Con el diálogo.
Samantha- Tambien lo sé, pero hay veces que no puedo controlar mis emociones. Gracias mamá, siempre sabes qué decir.
Catherine- Cuando tú seas madre sabrás lo que tienes que decir en cada momento.
Mi madre se levantó de la cama y se paró en la puerta, se giró hacia mi, me miró a los ojos y me dijo algo que jamás olvidaré:
Catherine- Cuando eres joven, todo te parece el fin del mundo. Pero no es así. Es simplemente el comienzo.
Entonces lo entendí. Mi madre tenía razón. No me podía quedar de brazos cruzados como una niña enfurruñada cuando Liam volviese. Porque no sé cuánto tiempo va a estar aquí. Y no quiero perder esta oportunidad. Es posiblemente la única vez que lo vea en todo el año. No pienso desperdiciar el tiempo que podría pasar con él. Decidido. Dejaré el pasado atrás. Aunque eso no significa que no le pregunte por qué no me llamó nunca. Sigo dolida, pero intentaré olvidarlo, al menos lo tendré como mi meta.
A pesar de todo sigo siendo un mar de dudas. Son todo: ''¿Y si...?'' y ''Pero...''. Soy una indecisa. Porque claro que quiero estar con Liam. Pero, ¿y el daño que me ha hecho? Me abandonó como si de un juguete roto se tratase. Pero mi madre tiene razón. Nuestra amistad no puede acabar de esa forma. Sin saber nada. No sé qué hacer.
Me acerco a mi ventana otra vez y me asomo por ella. Vuelvo a contemplar la casa de Liam. Sus padres ya estaban levantados. Lo sé porque veo encendida la luz de su cocina y hay gente dentro. Es el momento en el que observo el jardín y veo el intento fallido de columpio en el árbol que inventamos con 10 años y mis dudas se resuelven. No pienso perderle.

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