sábado, 5 de enero de 2013

47. APOYO.


Samantha- De acuerdo, me has sorprendido.
Ha conseguido paralizarme. La noticia me ha trastocado profundamente. No me lo puedo creer. Me cuesta asumirlo. ¿Liam famoso? Lo veo un chico tan sencillo que la idea se me hace inimaginable. ¿Es producto del comercialismo? No me lo puedo creer. Esto tiene que ser una broma. Eso es, me está gastando una broma pesada. Me resulta más creíble lo de la cuchara que esto. Pero ahora que lo pienso. Su voz. Le he oído cantar poco. Muy poco, y bajo, como intentando ocultarlo. Y aún así con ese volúmen tan descendiente sientía que su voz era especial. Tenía algo. Cantaba así para ocultarmelo. Todo encaja.
Liam- En boca cerrada no entran moscas.
Inconscientemente he entreabierto la boca dibujando una 'o' perfecta. Y es que no he podido reaccionar de otra manera. Nunca podría habérmelo imaginado. Se me hace imposible de imaginar. Sé que es un poco suelto en sus momentos, pero conozco la timidez que le encierra hacia dentro. Cada vez le veo más sentido. Pienso en el hospital. Los cuatro chicos. Aquellos chicos que no conocía de nada pero que sin embargo me sonaban de todo. One Direction. Sabía que eran cinco, pero nunca pensé que Liam fuera el quinto integrante. Por eso reaccionaba así cada vez que hablaba de One Direction o canturreaba una de sus canciones. Le dolía que en su entorno profesional tampoco le reconociera. No puedo evitar soltar un largo suspiro. Resignación.
Samantha- Prométeme que no es una broma. Todavía estoy en shock.
Liam- No es una broma, jamás te mentiría.
Antes de decir aquellas palabras extiende los brazos para agarras mis pequeñas y finas manos. Jugueteando con mis dedos. Al pronunciar la última palabra he notado como si se atragantara, incluso directamente ha agachado la mirada para evitar que mis ojos interroguen a los suyos. Quizás le resulte extraña ésta situación, pero a éstas alturas debería de saber que soy como una niña pequeña que va a aprender a andar. Y caigo de culo, cuesta abajo y sin frenos.
Samantha- Cuéntame la historia.
Vacilante, suelta mis manos y por fin alza la vista para sostener por un microsegundo mi mirada. Vuelve a contemplar con aparente interé el suelo. Arrugando el entrecejo, con apariencia ofendida. Como si le resultara complicado de explicar. Solo le pido que cómo surgió todo, no creo que sea muy duro. Parece que me equivoco.
Liam- Estábamos en tu casa, viendo The X Factor. Ambos estábamos en el suelo delante de la pantalla, escuchando cada una de las actuaciones. De pronto empezó a sonar una canción que me gustaba mucho y empecé a cantarla. Tú no dejaste de mirarme. La actuación era yo, no el chico de la televisión. Cuando terminó la melodía, tú, asombrada comenzaste a aplaudirme y me dijiste que cantaba genial. Yo decidí no creerte, pensaba que bromeabas. Pero de pronto me pediste que cantara otra vez. Canté la misma canción, ésta vez sin el sonido del público de fondo. Cuando terminé volviste a aplaudir, ésta vez con lágrimas en los ojos. Había hecho que te emocionaras. Me resultó extraño y vergonzoso, pero tú insististe en que debería ir a un casting. Al principio me lo tomé como una broma, pero a medida que lo repetías me sonaba cada vez más posible. Más real. Y entonces un día fuí. La mala noticia fue que no me cogieron.
No lo entiendo. ¿Y cómo se hizo famoso entonces? A lo mejor conoció a otros chicos rechazados y juntos formaron a One Direction. Quizás alguien les escuchase cantar y les patrocinara. Son cosas que pasan. Solamente es una idea. Pero da la sensación de que ahí acaba la historia, porque cierra la boca en señal de finalización. No se puede ser famoso sin hacer nada. Algo hizo, y no me lo quiere contar.
Samantha- ¿Pero entonces cómo te hiciste famoso?
Liam- Ahí no acaba todo, paciencia. Volví a casa, sumido en la tristeza. Me convertí en una alma en pena. Pululando. Nadie conseguía animarme. Nadie conseguía hacerme reír. Nadie conseguía hacerme feliz. Nadie lo conseguía salvo tú. Hiciste que me creciera. Me apunté a un coro por petición tuya y mejore respecto al canto. Practiqué. Creí en mi. Y volví a presentarme. ¿Y sabes? Lo conseguí. No lo conseguí como individual, pero lo conseguí en forma de grupo. Con cuatro chicos que jamás me arrepentiré de haber podido conocer. No ganamos el concurso, pero hemos ido lejos.
Y tan lejos. One Direction. El grupo británico-irlandés del momento. Cinco chicos talentosos, jóvenes y guapos. Voces perfectas que hacen sentir especial a cualquier chica. Y yo soy la mejor amiga de uno de ellos. Millones y millones de chicas me envidiarían. Yo le veo prácticamente todos los días, y ellas sueñan con una foto. La idea me hace volver a abrir la boca.
De pronto caigo en algo. En todo aquello que ha sucedido. Todo lo que han conseguido. Todos. Juntos. Están viviendo la mejor época de sus vidas. Viviendo el momento como nadie. Pasando de cero a cien. Sus vidas han dado un giro de 180º, y no lo han conseguido solos. Hay un factor que ha ayudado. Un factor indispensable. El apoyo.
Samantha- Sin mí no habría One Direction.

No hay comentarios:

Publicar un comentario