sábado, 5 de enero de 2013

11. IMPOTENCIA.


No me lo puedo creer. Mi primer beso. Vale. Tengo 18 años y acabo de experimentar mi primer beso. Reiros de mi si queréis. Pero nunca he sentido la necesidad de besar a nadie. De acuerdo, nunca se me ha presentado la ocasión. Pero es que me vida han sido siempre los estudios. No había tiempo para chicos. Pero ese chico que tengo ante mis ojos ahora mismo me ha hecho pensar en ello. Ese chico que ha provocado mi felicidad y mi tristeza. Ese chico que me conoce mejor que nadie. Ese chico que siempre me querrá. Ese chico que tiene una sonrisa preciosa. Ese chico con el que me acabo de besar.
Me mira asustado. La verdad es que tengo un 'don'. Sí, sé que parece increíble, pero tengo el don de ponerme en la piel de los demás. Sé que lo está pasando mal, que tiene miedo de mi reacción ante lo que acaba de suceder. Debería decirle que no se preocupe. Que no es nada. Pero sí que es algo. Lo es todo. Quiero saber lo que ha sentido él. Si ha sentido dolor, pasión, alegría... Saber si siente lo mismo que yo. Quiero preguntárselo. Pero le conozco y sé que lo está pasando fatal en estos momentos. He de ayudarle. Ahora está más indefenso que nunca. Está rojo como un tomate. Porque él es la persona más vergonzosa que he conocido en mi vida, y aunque por lo de ser famoso ayer tenido que dejarlo atrás. Sé que acabo de abrir la pequeña caja de la vergüenza. Siempre ha estado ahí.
Liam- Yo-yo... Ha sido sin querer... Yo-yo no-no te veía... Pensaba que no me lo i-ibas a dar y por eso gi-giré la cabeza. Lo-lo siento.
Está más nervioso de lo que pensaba. Incluso balbucea y tartamudea. Me sienta mal verle de es manera. Así que le abrazo pasándole un brado por encima de los hombros y con la otr mano le obligo a mirarme. Tiene la mirada perdida.
Samantha- No pasa nada, Liam. Ha sido un accidente. Olvídalo.
Al ver que no le doy importancia, Liam se relaja. Está muy tenso. Por eso noto como relaja los músculos poco a poco. Le sigo abrazando. Él no dice nada. Hacía tiempo que no le veía tan nervioso. La última vez fue cuando éramos pequeños y estábamos en el parque. Jugábamos a la pelota. Sin querer se nos fue lejos cuando la lancé yo. Porque no tengo puntería. Y un niño de 12 años nos la devolvió demasiado fuerte. Impactó sobre mi pecho con tanta fuerza que me obligó a caer al suelo. No podía respirar. Liam se acercó a mi corriendo. Se puso de rodillas a mi lado. Yo no podía mantener los ojos abiertos. Pero le oía. Le oía llorar. Me agarraba de los hombros y me sacudía con toda la fuerza que podía. No paraba de balbucear mi nombre. Estaba muy nervioso. Rojo de la rabia y de la impotencia. Era un crío, no podía hacer nada. Pero aún así lo intentó. Me agarró como pudo y me llevó a cuscaletas hasta mi casa. Que estaba a dos calles. Yo ya estaba inconsciente. Todo esto me lo contó él un año después. Acabé llorando. Él se quedó conmigo en el hospital hasta que me desperté. Si él no me hubiera llevado a casa habría muerto en el parque. Le debo la vida.
Liam- Siento haber reaccionado así. Estaba muy nervioso. Pensaba que la había fastidiado.
Samantha- Como ya he dicho, ha sido un accidente. No te comas la cabeza con esto. Si ya lo he olvidado.
Esto que acabo de decir le anima. Ya sonríe otra vez. En sus ojos puedo leer un 'Gracias'. No necesitamos hablar para entendernos. Nunca lo hemos necesitado. Es algo genial durante los silencios incómodos. Podemos permanecer así hasta que sea completamente necesario hablar. Lo considero un super-poder.
Samantha- Bueno, yo me muero de hambre desde hace dos horas. ¿Adónde me vas a llevar?
Liam- A un sitio muy lujoso.
Samantha- Me vas a llevar al bar de zumos.
Liam- ¿Tan predecible soy?
Es nuestro lugar de queda habitual. Siempre quedábamos allí. A mi me encanta el zumo de mango y melocotón. Mentras que a él le gusta el de piña y uva. Una vez los combinamos a ver qué tal. Nunca lo volvimos a intentar. Eso sabía a todo menos a fruta. Qué asco. Es un bar muy conocido en la zona. Donde por las noches van grupos no muy conocidos para promocionarse. Una vez Liam cantó allí en medio con 13 años. Yo le animé. Todo el mundo empezó a dar palmas al ritmo de la canción. No podía dejar de esbozar una sonrisa. Se le veía muy feliz.
Samantha- Un poquito. Vamos que se nos hace la hora de comer.
Ambos nos levantamos de la cama rápidamente y nos preparamos para bajar las escaleras. Antes de que baje el primer escalón Liam me coge y me sube a cuscaletas. Me recuerda a lo del parque. Pero este es un momento divetido. Y ahora está más fuerte y puede conmigo sin problemas. También es que soy una canija. Me baja fingiendo que peso demasiado y cuando llegamos al bajo me lanza al sofá.
Liam- Madre mía, qué gorda estás.
Samantha- Tú, que estás muy flojo.
Me levanto del sofá y abro la puerta. Salgo corriendo al jardín y me subo al columpio amorfo. Estéticamente está fatal pero funcionar funciona perfectamente. Está bastante torcido. Más original. Me balanceo como puedo mientras Liam me observa apoyando un brazo en el hombro.
Liam- Estoy decidido a hacer la casa.
Samantha- Necesitarás mi ayuda para sujetar las instrucciones.
Liam- Contaba con ello.
Me bajo del columpio y caminamos hasta el bar de zumos. Está a tres manzanas de aquí. Justo debajo de casa de mi abuela. Cuando era pequeña y me quedaba a dormir en su casa me bajaba todas las tardes a comprarme un zumo de frutas del bosque. Como el dueño era amigo de mi abuela siempre me salía gratis. Entramos al bar y no hay mucho ambiente. Un par de personas por aquí, un par de personas por allá. De camino me preocupaba que pudieran acosar a Liam. Pero solo nos hemos encpntrado con personas mayores. Además. Aquí todo el mundo le conoce.
Jake- ¿Liam? Tío, ¡cuánto tiempo!
Liam- ¡Jake, te echaba de menos!
Jake sale de detrás del mostrador y le da un gran abrazo a Liam. Jake tiene un año más que él. Le conoce de cuando se apuntó a fútbol. Desde el principio se llevaron muy bien. Jake es un chico muy alto, de tez morena, pelo negro y ojos marrones oscuros. Trabaja en el bar desde el año pasado. A mi siempre me ha caído bien. Es un chico muy amigable.
Jake- Mi amigo es famoso. ¡Pocos pueden decirlo!
Liam- No es para tanto, ¿desde cuando trabajas aquí?
Jake- Más o menos un año... Bueno, ¿qué os pongo?
Liam pide lo de siempre y nos sentamos en una mesa pegada a la ventana. Empezamos a hablar de cómo ha cambiado todo. De sus experiencias siendo famoso. De sus cuatro nuevos amigos. Me cuenta cómo son cada uno de ellos. Parecen simpáticos. Hasta que llega el momento en el que me pregunto qué me parece su música.
Samantha- Liam, tú sabes que no soy fan de la música pop actual.
Liam- Ya sé que amas a The Beatles y a Take That, pero, ¿has escuchado algo nuestro alguna vez?
Samantha- Claro que sí, me las he escuchado todas. Y me encanta el mensaje que dan. Pero no me gusta el sonido de la música. Tanto sintetizador os destroza la voz. En acústico sonáis mejor.
Me encantan sus canciones. Son preciosas. Pero yo soy de las que se enamoran de los solos de guitarra. Naturales suenan mejor. Por eso yo escucho sus canciones en las entrevistas de YouTube. Suenan mucho mejor. Si fuera la manager les obligaría a trabajar con guitarra, bajo y batería. Serían mejores.
Liam- A mi me gustan nuestras canciones. Y opino igual que tú, algo como el ritmo de "I want".
Samantha- A eso me refiero. "I want" es mi segunda favorita.
Liam- ¿Y cuál es la primera?
Oh, no. Me había metido en un aprieto. La he fastidiado. No puede saber cuál es mi canción favorita. La había escrito para mi. Empezaría a conjeturar. No quería meterlo en un aprieto otra vez. No quería verle nervioso de nuevo. Sé que es una estupidez ocultárselo, pero lo prefiero así. No puede saber que mi canción favorita es "Moments". Lo mejor es mentir.
Samantha- "More than this", es muy bonita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario