sábado, 5 de enero de 2013

50. TRAICIÓN.


Lo he dicho sin pensarlo. Quería decirlo, pero no tan seco. Y tampoco querría habérselo dicho mirándole a los ojos. Así ha sido muchísimo más duro. Veo sus ojos más oscuros de lo normal. Vacíos. No quiero que me mire así. La presión puede conmigo, no puedo evitar agachar la mirada. ¿Qué sucederá ahora? ¿Se enfadará tanto que se irá? Todavía no le he contado en qué le he mentido. Tampoco debe entenderlo a la primera. Es más complicado que todo eso. Le he mentido y me duele como si me hubieran regalado un puñetazo que me diese de lleno en la barriga. La imagen me hace toser.
Liam- ¿Cómo que me has mentido?
Pensé que su tono a partir de ahora iba a ser más rudo. Pero no. Sigue siendo igual que siempre, dulce, pero ésta vez con un deje de impasibilidad. Seguramente me haya imaginado la expresión de sus ojos, porque ahora que he levantado la cabeza veo que me mira con compasión. Incluso se ha acercado más a mi. Las palabras salen atropelladamente por mi boca.
Samantha- Conozco la historia de tu riñón. No porque la recuerde, sino porque cuando comimos con Ruth y Johanna en tu casa y fui a coger los vasos, calló un sobre. La curiosidad pudo conmigo y subí al baño para leer el contenido a escondidas. Me odié a mi misma a cada segundo, pero aún así no paré. Lo siento, Liam, soy una persona horrible.
Lo más normal es que después de escuchar mi confesión se pusiera en pie y saliese por la puerta para perderme de vista. He hurgado entre sus cosas y me he inmiscuido entre sus pertenencias. Eso no se hace. Pero no hace lo que pensaba que iba a hacer, más bien lo contrario. Se levanta del sillón y se acerca a mi para obligarme a ponerme en pie. Me toca la barbilla con un dedo e instantáneamente alzo la cabeza para mirarle. Dibuja una media sonrisa que desaparece tan rápido como ha aparecido y me abraza. Sorprendida, rodeo su cuello con mis manos. Alerta a cualquier cosa que pueda suceder a continuación. Pero lo único que sucede es que nos separamos. Bueno, más bien se separa él.
Liam- Tranquila, eso no es nada. Las verdad es que yo también te he mentido.
Su confesión me pilla de improvisto. ¿Cómo que me ha mentido? ¿En qué? Empiezo a ponerme nerviosa. Busco situaciones y pensamientos en mi pequeña memoria. Algo que no cuadrase. ¿El qué? No consigo obtener nada. ¿Frustrante? Demasiado. Veo que él también está nervioso. Casi me imagino a la velocidad que debe latir su corazón ante la confesión que está a punto de hacerme.
Liam- Respecto a lo de tu diario... Lo leí todo. Lo siento.
Samantha- ¿Cómo?
No me lo puedo creer. ¿Me roba y me miente? No entiendo nada. ¿Y por qué me enfado? Se supone que ya me da igual el pasado, pero es que las mentiras permanecen en el presente, por lo visto. Aquí y ahora. Ya le dí su oportunidad de disculparse el otro día. Mi cabeza no consigue comprender cómo me puede mentir de esa manera. Yo también le he mentido, vale. Pero él se ha esperado a que lo confesase yo para contarlo. Si no llego a decir nada seguramente no me lo habría contado. Se habría llevado el secreto a la tumba. Pero es que las mentiras tienen las patas muy cortas.
Liam- Sam, yo...
Samanta- ¡Cállate, no digas nada y vete! ¡Fuera de aquí!
Le obligo a dar la vuelta para que no me vea llorar y abro la puerta para que salga de aquí. Sin rechistar, abandona la casa y antes de que cierre la puerta me llama. No pronuncia nada, simplemente mueve los labios formulando un 'Lo siento'. Sus pésames me importan un comino. ¿No se da cuenta de lo que ha hecho? Sin confianza no hay nada. Y aunque yo haya mentido también, lo suyo es peor. Me ha mentido dos veces y encima quiere que me lo tome bien. Pero qué cara más dura.
Subo a mi curto enfurecida con Liam y el mundo y cierro la puerta con un portazo. Necesito desahogarme de alguna manera. Tengo una idea. saco mi bloc de dibujo y paso páginas hasta llegar a la única sin usar. Alcanzo un láìz del escritorio y comienzo a trazar líneas. En 5 minutos ya sé lo que dibujo. Una flor. Una rosa. Cuyos pétalos se desprenden. Y el rocío decora cada centímetro. Intento expresar el dolor que siento. Plasmarlo en este dibujo. Quiero explicar las ganas que tengo de apartarme del mundo. Dejarlo atrás. La nueva Sam sabría cómo hacerlo, pero la antigua Sam no ha muerto del todo. Es más duro de lo que pensaba. Ser dos personas. Sin ser ninguna de ellas dos. Porque ninguna me define. Ni soy fuerte ni soy débil. Soy Sam. mi idea de ser una persona capaz a cualquier situación es algo que me resulta cómico. Pero tampoco soy alguien tan fácil de pisotear. Soy Sam, simplemente.
De pronto comienza a sonar mi móvil. Miro la pantalla, pero ya sé quién llama. Liam. Cojo el móvil y sin pensarlo lo estampo contra el suelo. Lo observo asustada pero no le ha pasado nada. Sigue sonando Happy Together. El arrebato de ferocidad me ha hecho descargarme. Quiero romper cosas. Necesito romper cosas.
Abro los cajones de mi escritorio de los que saco apuntes que guardo desde que empecé el instituto y los rompo en mil pedazos. Los hago volar por todas partes. Dejando un pequeño rastro por cada rincón de mi habitación. Comienzo a sentir cómo se relajan mis músculos. No me había percatado de lo tensa que estaba. La satisfacción me hace reír. Saco más hojas sin importancia, rompiéndolas en mil pedazos hasta que llego a tener en mis manos un sobre blanco. Lo examino por todos lados y veo que pone 'Sam' por el dorso. Abro la carta extrañada y rodeada de papeles rotos.
"Querida Sam, hoy es otro bonito día de San Valentín. Ya sé que odias este día, porque es simplemente para acrecentar la compra y venta de bombones y cartas de felicitación, pero como esto lo he hecho yo solo con mis propias manos, me ha parecido buena idea escribirte un poco. Me gustaría darte las gracias por todo. No me imagino una vida sin estar a tu lado. hiciste que mi pesadilla se convirtiera en un sueño. Me hiciste ser feliz desde los cuatro años, por lo que no me arrepiento de haberte conocido. Eres de las mejores personas que me voy a encontrar en toda mi vida. Quizás la mejor. El día que te conocí pensaba que ibas a ser otra de las niñas que se metía conmigo, pero luego descubrí que estábamos en la misma situación. La supervivencia nos formó. Y de una forma o de otra eso no es lo importante. Lo importante es que he tenido la oportunidad de vivir prácticamente toda mi vida contigo. Que hemos tenido nuestras peleas, pero siempre han acabado igual. Con un perdón, porque pasen las cosas que pasen seguirás siendo aquella chica que me salvó de una paliza. Y ya solo quiero pedirte que seas mi San Valentín, porque estoy seguro de que siempre has sido el amor de mi vida."
-Liam.
El amor de su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario