sábado, 5 de enero de 2013

7. OSCURIDAD.


No me lo esperaba para nada. Pensaba que me iba a dar un beso en la mejilla o algo por el estilo. No pensé en una disculpa. Esto significa que sabe lo que ha hecho y que se arrepiente. Y también significa que lo ha hecho por una razón. Pero esa razón la desconozco.
En cuanto se disculpó me sonrió a duras penas y se fué a su casa. Pero cuando abrí la puerta me gritó que mañana nos veríamos. Estaba un poco alucinada. Son demasiadas sorpresas para mi. Su regreso, la disculpa... He sufrido muchas emociones por hoy. Cada una de ellas diferentes entre sí. Últimamente estoy muy emotiva. Lloro demasiado. Cambio de humor constantemente. ¿Es porque estoy enamorada? No lo sé, no lo he estado nunca antes. No conozco los síntomas. ¿Por qué lo contemplo como una enfermedad? La gente hace libros y películas sobre él. No puede ser malo.
Mi madre me ve entrar con cara de aturdida. Está tumbada en el sofá leyendo un libro. Lleva las gafas de cerca. Me mira con el entrecejo arrugado. No entiende lo que me pasa. No puede psicoanalizarme, debe ser muy duro para ella tener que preguntarme.
Catherine- ¿A qué viene esa cara, cariño?
Samantha- Nada fuera de lo normal: he ido a por un batido con Jo. Estaba cerrado. Nos hemos sentado en la calle a hablar. Han abierto la cafetería. Nos hemos comprado un batido. Hemos hablado más. Nos hemos vuelto y... ¡Ah! Se me olvidaba mencionar que mi mejor amigo ha vuelto.
Catherine- Qué manía tuya de hacerlo todo tan dramático. Eres la reina del drama.
Samantha- ¿Drama? La verdad es que sí. Mi vida es un drama.
Catherine- Sólo porque tú lo quieres así.
Samantha- Creéme. Yo no quiero esto. El mundo me ha castigado con esta vida.
Catherine- Cuando te pones así no hay quien te aguante. ¿En serio te sientes castigada porque tu mejor amigo ha vuelto?
Ahora que lo dice. Tiene razón. No debería de sentirme así. Tengo que dar gracias. Porque no ha cambiado. Y parece estar dispuesto a arreglar lo que pasó. Y está dispuesto a ser como siempre. Soy una estúpida. A esto me refiero con lo de mezclar emociones. Hace un par de minutos estaba tan bien con él. Luego tengo ganas de retroceder y ahora me arrepiento de haber pensado lo anterior. Me voy a volver loca.
Samantha- Soy una estúpida.
Esta es la parte del autocastigo. La más real para mi y la más odiosa para mi madre. en cuanto pronuncio esas tres palabras pone los ojos en blanco, se quita las gafas y las deja sobre la mesa, cierra el libro y lo deja al lado, se pone frente a mi y me pone las manos en los hombros.
Catherine- ¿De verdad, Sam? ¿De verdad crees que eres estúpida? Piénsalo.
La verdad es que sí que lo creía. No pienso con claridad. No digo lo que siento y no siento lo que digo. Nunca he sido buena adolescente. Siempre he sido demasiado madura. Ya no puedo decir lo mismo. Cada ves me veo más tonta.
Samantha- Sí, sí que lo pienso.
Catherine- Pues ya somos dos. Corre a tu habitación a contarle todo lo que ha pasado con Liam a tus amigas. Estás demasiado alterada. No pienso hablar contigo.
Mi madre a veces puede llegar a ser muy sutil. Es normal que ya esté un poco harta de mi. Siempre es la misma cantinela. No la culpo. Puedo llegar a ser muy pesada. Cuando se me mete algo en la cabeza no me lo puedo sacar ni a golpes. Soy muy cabezota.
Le hago caso y me voy a mi habitación. Llamo a Johanna y le cuento todo lo ocurrido. Escucha atenta a cada palabra que digo. Hay momentos en los que está tan callada que me pregunto si sigue ahí o si se ha cansado y me ha colgado. Pero cuando termino ahí está. Me la imagino asintiendo al otro lado del teléfono.
Johanna- Ésta es mi conclusión: él ha vuelto como si no hubiera pasado nada de nada. Quiere arreglarlo y quiere empezar desde donde lo dejasteis, por así decirlo. Se siente mal por haberte dejado tirada. Pero mi pregunta es, ¿por qué lo hizo? Vale, no tengo ninguna conclusión.
Samantha- Eso es lo que yo me pregunto.
Johanna- Es todo un misterio. Con lo tranquilo que era el pequeño Liam. Digas lo que digas ha cambiado.
Samantha- Te digo yo que no. Sigue siendo el mismo.
Johanna- El mismo tío que conocen millones y millones de chicas.
Samantha- Quiero pensar que es el mismo. Y quiero ver si mis deseos son reales. Déjame soñar.
Johanna- ¡Si yo te dejo! Pero hasta cierto punto. Bueno, me tengo que ir. Mañana hablamos. Adiós, ¡te quiero!
Samantha- ¡Adiós, yo también te quiero!
Me pongo el pijama y me tumbo en la cama. Estoy cansadísima. Ha sido un día agotador. Han pasado demasiadas cosas para mi gusto. Prefiero mi ritmo tranquilo de siempre. Aunque no se puede pedir todo. He reído y llorado en un mismo día. Normalmente siempre es lo último. Algo está cambiando y para bien. Por fin.
Me quedo dormida a los pocos minutos. Hoy no hay sueños. Es mejor que las pesadillas pero tampoco es agradable. Me gusta soñar. Soñar cosas bonitas. Aunque siempre suelen ser cosas raras. Al menos en esos sueños raros puedo diferenciar la realidad de la imaginación.
Dicen que en tus sueños se encuentran todas las respuestas de las preguntas que tienes. No hay nada que ver. Todo está en negro. Oscuro. Así que mi respuesta está vacía. Puede que si esto fuera un examen, lo suspendería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario