sábado, 5 de enero de 2013

49. IMPRESIONES.


Se podría decir que estoy cansada. Mejor dicho, agotada. Técnicamente no he hecho nada, pero mi cuerpo me pide descansar. Me acerco a los pies de mi cama y caigo entre los cojines boca arriba. Placer. Cojo a tientas un cojín cualquiera y lo aprieto contra mi pecho abrazándolo. Estoy exhausta. Al menos emocionalmente. Estoy nadando entre las profundidades de la duda. La duda y la sorpresa. Lo que Liam me ha confesado ésta mañana me ha dejado a cuadros. Liam James Payne. Es un cantante famoso. Soy la mejor amiga de un famoso. Todavía no me lo creo. Cuesta imaginarlo. Aquel chico tan tranquilo y apacible al que ya creía conocer, me ha hecho pensar sobre él de otra manera. Ha tratado con millones de personas. Millones de chicas sueñan con conocerles, con hacerse una simple foto. Y es que yo miro a mi pared y solo le veo a él, a él y a mi. Me parece extraño. Tampoco ha provocado ningún tipo de énfasis en la población. Ni chicas locas a la puerta de su casa ni nada. O al menos no creo haberlas visto. Todo me resulta ajeno. Algo ficticio. Toda la ficción acaba entre los sueños en los que me adentro.
Abro los ojos. ¿Hora? 09:28. Analizo la habitación con mi vista acostumbrada a la oscuridad. ¿Qué se supone que está sonando? ¿O es imaginación mía? No, no lo es, porque ha vuelto a sonar. Ese golpeteo ha hecho que abandone mis extraños sueños. Soñaba con que estaba en un parque de atracciones gigante, con Ruth y Johanna, nos montábamos en una noria, y cuando estábamos en la parte más alta, Ruth desaparecía. Acto seguido sucede lo mismo con Johanna. Me encuentro sola. Rodeada de una impregnante oscuridad que me impide ver más allá de los asientos. Sola entre el frío, me despierta ese ruido.
Vuelve a sonar. ¿De qué se trata? Es exasperante. Ya con los sentidos más agudos, puedo percibir de qué lado viene. Viene de mi izquierda, de la zona donde está mi escritorio. Miro instintivamente la ventana que hay a su lado, que acaba de recrear un movimiento que reconozco. La persiana está siendo golpeada por algo. Sin pensármelo una sola vez más salto de la cama para correr hacia dicha ventana, donde subo la persiana para analizar la situación.
Liam- Princesa.
La vida es bella. No puedo creer lo que mis ojos ven. Un dibujo de piedrecitas. Piedrecitas que recitan las dos palabras que me hacen sonreír. 'Buenos días'. Que me deseen un buen día me ayuda a seguir adelante. No entiendo la locura de este chico. 'Buenos días, princesa'. Me obliga a sonreír de nuevo. Le indico con un gesto de la cabeza que entre. No tarda en entender mis movimientos, casi instantáneo. Veo como se dirige hacia la puerta de la entrada y yo bajo las escaleras apresuradamente. Abro la puerta y ahí está, mirándome con esa sonrisa que me impide respirar.
Liam- Antes de que digas nada, déjame explicarte que esto forma parte del juego. Feliz Día 6.
No entiendo a qué viene eso, pero ha situado su dedo sobre mis labios en gesto de que me silencie. Por ello le hago caso y me giro para entrar de nuevo en la casa. Me siento de piernas cruzadas, con mi infantil pijama de Sesame Street. Ni siquiera me he peinado. Voy recién levantada, ni me he molestado en mirarme al espejo y seguramente tendré marcas de las sábanas en la cara. Me suele pasar.
Samantha- Adelante.
Liam- Eso lleva allí desde el viernes por la mañana. Le pedí a tu padre que no lo quitara. Pensé que podría ayudarte a recordar. ¿Te ha ayudado?
Me mira de reojo. Realmente no quiere conocer mi respuesta. Sabe que va a ser negativa, pero ha de preguntar de todas formas, para mantener la fe. La esperanza es lo último que se pierde. A mi tampoco me resulta fácil tener que decirle lo que ya sabe. Matar un punto más entre sus trucos y recursos. Tachando opciones. Quizás me quede así, y yo ya he decidido aceptarlo, ¿pero qué supondrá eso para él?
Samantha- La verdad es que no.
Me he planteado la idea de mentirle, pero automáticamente la he descartado. Lo último que quiero que me una a Liam sea una mentira. No se merece ni mis mentiras ni nada malo por mi parte. Alguien tan bueno como él, que se mata por mi para hacer que recuerde, no se merece nada malo de este mundo. Todo lo contrario, se merece el secreto de la felicidad.
Liam- Debía intentarlo. Bueno, hoy hablaremos de cosas en general. ¿Quieres saber algo sobre mi?
Asiento con la cabeza de forma afirmativa. Obvio que quiero saber más cosas de él. Espero que de ahora en adelante me cuente cosas suyas y no mías. No necesito conocerme, ya que he creado a una nueva Sam. Aunque no rechazo anécdotas de los dos. Momentos vividos por ambos que me provoquen una morriña recompensada con la felicidad, porque realmente me encanta que me explique con alegría todos esos momentos bonitos que hemos vivido juntos. Sé que a él le encanta contármelo, porque le hace recrear el pasado.
Liam- Antes de nada, quiero decirte que todo lo que te voy a contar a continuación es pasado. Ya estoy perfectamente. Sam, yo nací muerto. Sin un riñón. Llevan inyectándome cosas desde que tengo uso de la razón. Nunca he logrado llevar una infancia normal como los demás niños. Por eso se metían conmigo. Todos se reían de mi y me pegaban. Las chicas a las que pedía salir me rechazaban por el simple hecho de ser como soy. Viví una injusticia durante toda mi infancia. Contigo pude sobrellevarla de mejor manera. Pero no estaba aislado respecto a aquellos pensamientos, puesto que era un recuerdo diario. Cuando llegué a donde me encuentro ahora mismo, me consiguieron hacer un implante. Y ahora por fin puedo ser como los demás. Solo era eso, necesitaba que lo supieses, puesto que es parte de mi.
Mi expresión es evidente. Siento vergüenza. Él contándome sus problemas con todo el dolor del mundo, y yo ya los conozco por culpa de mi lado curioso. 'La curiosidad mató al gato', nunca una frase tuvo tanto sentido para mi. Me mira con rostro sonriente, pero al ver mi expresión frunce el cejo. Extrañado. Porque se supone que debería de alegrarme por él, pero estoy dentro de mi burbuja de odio hacia mi misma. No puedo más con esta presión, incluso las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas.
Samantha- Te he mentido.

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