sábado, 5 de enero de 2013

29. SINCERIDAD.


El simple hecho de que me haya cogido por la cintura de sopetón y me haya susurrado aquello al oído me provoca un escalofrío por todo el cuerpo. El susto que me ha dado ha hecho que se me acelere el corazón a mil. Tengo los ojos como platos. Pensaba que iba a tardar más en encontrarme. O es que soy predecible. No me sujeta ni dos segundos, pero tengo los pelos de punta. Al verme la piel de gallina Liam empieza a reírse con fuerza. Qué vergüenza.
Liam- ¡Maddy, sal, que he pillado a Sam!
Escucho las pisadas de Maddy provenientes de las escalera. Se había escondido en el primer piso. De pronto aparece corriendo por la puerta del jardín, dirigiéndose a Liam que al verla abre los brazos y ella salta en dirección a ellos. Liam la coge al vuelo y la encierra entre sus brazos. Ambos ríen. Yo aún sigo abrazada al árbol con el corazón en un puño. La escena es realmente tierna. Se nota que Liam le tiene mucho cariño. Tiene los ojos brillantes. De mi garganta sale una especie de ronroneo. Empiezo a divagar sobre un tema. Liam como padre. Definitivamente sería el mejor padre del mundo. Se nota que le encantan los niños. Cuando me dieron la bienvenida el otro día, no se separaba de mi primo pequeño. Jugaba con él y sus coches, le cogía y daba vueltas. Le cantaba canciones infantiles y bailaba con él. Se mataba estando con él, al igual que hace con Maddy. Ahora le está cogiendo por las manos y dando vueltas sobre sí mismo. Me separo del árbol para acercarme a ellos, siento la necesidad de pertenecer a todo ese cariño. Por un momento se me viene una imagen a la cabeza. Liam y yo, con diez años más con una preciosa hija. Jugando en el parque, en los columpios, toboganes. En todo. Si tuviera un hijo sé que me dedicaría a él en cuerpo y alma. La verdad es que la imagen que se me viene a la cabeza me parece normal, como si fuese lo que va a pasar. Algo natural, el futuro. Me encantaría que Liam fuera el padre de mis hijos.
Liam- ¡Venga, Mad! ¡Te voy a lanzar al aire! A la de una... a la de dos...y a la de... ¡Tres!
Hace amago de lanzarla pero en el último segundo la coge en brazos de nuevo. Maddy está desternillándose con la situación. Sin querer le sale una graciosa risa como de cerdito que hace reír a Liam todavía más. La coge de nuevo en brazos y se acerca a mi con ella. Da a entender que me la va a entregar, pero simplemente la sienta a mi lado y él se tumba enfrente de nosotras con las manos cubriéndole la cara.
Liam- ¡Pff! Madre mía, Maddy, estás gordísima. Ya no te puedo coger más.
Maddison- ¡Mentira! Lo que pasa es que tú eres un flacucho.
Se quita las manos de la cara y mira a Maddison con gesto ofendido. Maddy empieza a reír de nuevo y Liam se incorpora para empezar a hacerle cosquillas por todas partes. Me uno a la fiesta por petición de Liam que me indica que le ayude a hacerle cosquillas. Empiezo a hacerlas por el cuello y la barriga. Ella da patadas al aire, ya se le salen incluso las lágrimas, pero sin dejar de reír. Al final nos sentamos exhaustos por el ataque. Maddy se incorpora para respirar con regularidad secándose las lágrimas con el dorso de la mano y se sienta en mi regazo.
Liam- Yo estoy muy fuerte. Puedo hasta con Sam.
Maddison- ¡Demuéstramelo!
Oh, no. Con lo bien que se está sentada en el césped. ¿Qué he hecho yo para tener que ser alzada del suelo? Para algo existe la gravedad, si el universo quiere que me quede en el suelo, me quedaré en el suelo. Sin más discusiones. Pero parece ser que aquí mi opinión importa un comino, porque Liam ante el reto de la pequeña me pasa un brazo por la espalda y otro por la parte de detrás de las piernas y me levanta del suelo sin esfuerzo alguno. Parezco una figurita de exposición, no hay día que este chico no me coja en brazos. Empieza a dar vueltas alrededor de Maddy a la vez que ella le ofrece sus aplausos. Liam continúa desfilando un minuto más y por fín me deja en el suelo. Me tumbo boca abajo para que nadie me mueva. Te quiero, suelo.
Liam- Creo que es hora de una historia de las nuestras. ¿No? Escuchad la historia de cómo Sam y yo nos convertimos en los protagonistas de una obra del colegio. Era Navidad, teníamos nueve años y en el colegio tocaba interpretar el típico belén humano de todos los años. A Sam y a mi siempre nos ponían de árbol o de oveja. Como ya era el tercer año consecutivo en el que participábamos obligatoriamente, me dijiste que estabas harta de ser un árbol. Yo no le daba demasiada importancia, no tenía necesidad de destacar, prefería mantenerme oculto, pero decidí que haría algo para sacarnos a los dos del segundo plano. Como este año los dos íbamos de árboles nos pusieron juntos. Al empezar la obra se me ocurrió una idea y después de diez minutos le dije a Sam que me imitara. Comencé a hacer el ruido que suele hacer una oveja, el típico 'Bee'. Acto seguido Sam empezó a hacer lo mismo que yo y los asistentes de la sala empezaron a reirse. Bajaron el telón de golpe y la profesora nos obligó a salir pidiendo a gritos una explicación. Entre risas tú le contestaste que era porque te habías liado ante la variedad de papeles. A ambos nos castigaron una semana.
Maddy comienza a reírse con la historia. Teníamos momentos bastante impertinentes, pero me resulta cómico. Comienzo a reírme como Maddison y al final acabamos todos muertos de la risa. Quien nos viera pensaría que estamos todos completamente locos.
Liam- Bueno Mad, es hora de comer, ¿quieres quedarte?
Maddison- ¡Sí!
Liam- Llamaré a tu casa para preguntarles.
Se levanta para entrar a la casa no sin antes espolsarse el culo para retirar la hierba que se le ha quedado pegada. El movimiento que realiza es bastante gracioso. Se gira para mirarme con una ceja alzada. No he podido evitar mirarlo. Me llevo una mano a la boca para evitar soltar una carcajada. Liam desaparece detrás de la puerta moviendo exageradamente el culo. ¿Cómo se le ocurre hacer eso delante de Maddison? Nos quedamos ella y yo solas. Escucho cómo tararea una canción alegre que al final se me acaba pegando. La canto en mi mente mientras muevo la cabeza a los lados.
Maddison- ¿Te dolió?
Samantha- ¿Cómo?
No entiendo a qué se refiere. A lo mejor es de cuando me ha visto antes boca abajo, pensará que Liam me ha dejado bruscamente en el suelo. Es poco probable, pero no se me ocurre nada más. No creo que Liam le haya contado mis habilidades bajando las escaleras. Eso sería muy vergonzoso, no creo que Liam sea un chivato.
Maddison- El accidente, ¿te dolió?
Con que se refiere al accidente de coche. Simplemente siente curiosidad sobre lo que notas cuando estás a punto de morir. No sabría contestarle, no recuerdo prácticamente nada. Estaba inconsciente. Cuando estaba tirada sobre el capó entre esquirlas de todos los tamaños y formas solo sentía un fuerte mareo y un dolor de cabeza. Tenía el resto del cuerpo como dormido. Nunca llegué a notar un fuerte dolor. En el hospital tampoco fue un dolor mortal. Era el rastro del dolor. Si hubiese estado consciente durante el accidente seguramente habría sufrido mucho, pero como no fue así no sé qué contestarle.
Samantha- La verdad es que no recuerdo nada, quedé inconsciente. Pero lo que sí duele es no poder recordar a tus seres queridos.
Maddison- ¿No recuerdas a tus papás?
Al ver el rostro de tristeza de la niña intento rectificar mis palabras. Me ha roto el corazón verla con esos ojos llorosos. Realmente siente pena por mi. Cuando antes me ha dado un abrazo me lo había dado con nostalgia, como que no quería perderme. Esta conclusión me rompe todavía más el corazón.
Samantha- Oh, cariño. A mis padres sí que les recuerdo. Y a mis dos amigas también, y a toda mi familia. Pero por ejemplo no consigo recordarte a ti.
Maddison- ¿Y a Liam?
Vaya, explicar esto resulta más difícil de lo que pensaba. ¿Cómo le puedo resumir suavemente a una niña pequeña el dolor que siento al no poder recordar al chico que quiero? No se puede ni resumir, ni suavizar. Pero no quiero crearle un trauma. Lo mejor es darle esperanzas y decirle que no es para siempre, cosa que es verdad. Según dijo el Dr. Williams. He de fiarme de las habilidades de cuatro médicos. Estoy a salvo.
Samantha- Tampoco.
Maddison- Es una lástima. Ya lo sabrás, pero es el mejor chico del mundo. Cuando me conocísteis todos los niños de vuestra edad me llamaban mocosa y se metían conmigo, pero vosotros jugábais y estábais siempre conmigo. Y eso os lo agradezco, nunca he tenido muchos amigos. Y me parece muy, muy triste que no recuerdes a Liam. Porque es tu mejor amigo, y los dos sufrís con esto. Yo solo puedo decirte que es la mejor persona que he conocido en mi corta vida.
Escuchar éstas palabras provenientes de una niña de nueve años te hace tener fe en la humanidad. Ella sabe que sufro sin habérselo dicho, sabe que ambos sufrimos. Y eso ni siquiera lo hemos compartido entre nosotros dos. Al menos él a mi no. Ella nos ve desde fuera. Cómo somos de verdad. Con total transparencia. Sabe cómo somos, y sabe cómo reaccionamos. Es una chica muy lista, con una mente abierta. Lo que me pregunta, pero que mas bien me afirma a continuación me provoca un sobresalto.
Maddison- Te gusta, ¿verdad?
Samantha- No me gusta. Le quiero.

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