sábado, 5 de enero de 2013

31. MAGIA.


¿Cómo que por fín solos? ¿Por qué quería que estuviésemos solos? ¿Por qué me coge de la cintura? ¿Por qué no se qué hacer? ¿Por qué hago tantas preguntas que nadie contestará? Los nervios, son los nervios. El corazón me late a mil. ¿Qué pretende? Sam, no te hagas más preguntas a tí misma. Me obliga a girarme y quedar de frente a él. A escasos centímetros. Noto su respiración. Siento cómo su pecho sube y baja regularmente. El mío está muy acelerado. ¿Cómo puede estar tan tranquilo? ¿No le resulta extraña ésta situación? Instintiva y lentamente subo los brazos para encerrar su cuello entre mis manos. El corazón me empieza a latir con más regularidad. Veo que Liam me ofrece una sonrisa fugaz. Despega su mano derecha de mi cintura y se acerca para coger el mando del equipo de música. Realiza el gesto con completo silecio y habilidad. Sin soltar mi cintura con la otra mano. Yo aflojo los brazos que rodean su cuello para que tenga más libertad a la hora de moverse. Pulsa el botón para encender el reproductor y empieza a sonar una canción que desconozco. Solo sé que el que canta es Robbie Williams. ¿Quiere bailar? ¿Era eso? Menudo susto, pensaba que quería algo más.
No sé bailar. Ya lo vió en la bienvenida que me dieron, ¿es una manera de reírse de mí? Voy a acabar en el suelo gritando de dolor. Seguro. Pero me llevo una sorpresa al comprobar que mi cuerpo se mueve al compás de la música, dirigido por el suyo. Escucho la canción atenta, para intentar reconocerla, pero no le pongo nombre. Es realmente frustrante, pero lo dejo a un lado cuando Liam me hace girar sobre mí misma. En cuanto doy una vuelta completa pega su cuerpo al mío con más insistencia que antes. Y entonces me dejo llevar. Entreabro los labios para hablar y preguntarle por la canción, pero Liam posa su dedo índice sobre ellos para hacerme callar. Yo hago caso de su orden y volvemos a bailar lo que parece ser un vals. Liam tiene mucha habilidad, sabe moverse con ligereza. Es como si flotara en el suelo, yo siento como si no tocara el suelo. Me siento más liviana de lo que realmente soy. Comienzo a sonreír cuando veo que me envuelve entre sus brazos para bailar. La canción ya está acabando, me da una vuelta más sobre mí misma y caigo entre sus brazos. Me agarra solamente con una mano por la espalda. Mi pelo toca el suelo. Esta perspectiva da impresión, tengo la sensación de que en cualquier momento caeré al suelo. De pronto Liam se acerca más a mi y canta la última frase de la canción.
Liam- For the eternity...
Ambos acaban al mismo tiempo y yo quedo encandilada ante la maravillosa voz de Liam. Tiene una voz preciosa. Me gustaría que me cantase más a menudo. Me ayuda a incorporarme y ponerme en pie y yo comienzo a aplaudirle. Él responde ante mis aplausos con una corta reverencia. En cuanto termina me da un fuerte abrazo. Me da igual que me esté muriendo de calor. Aún con 50º jamás rechazaré un abrazo de Liam. De repente caigo en algo.
Samantha- Mañana vuelven mis padres.
Liam- Pues aprovechemos para contar más historias.
Me coge de la mano y ambos nos sentamos uno enfrente del otro en el sofá con las piernas cruzadas. De repente comienza a sonar otra canción de Robbie Williams. Me pregunto si preparó el CD antes de irnos. Es increíble lo que debe de pasar por su mente a cada momento.
Liam- Te contaré la historia de cómo me diste el susto de mi vida. Era Halloween y teníamos ocho años. Todos los años nos disfrazábamos para ir a las casas de los vecinos a por chuches. Ese año yo iba de pirata, pero tú querías que tu disfraz fuera una sorpresa, así que me ocultaste de qué ibas. Fuí a tu casa para recogerte e ir a por las chuches. Tu madre me dió una piruleta con forma de fantasma y la abrí para metérmela en la boca. Me dijo que estabas en tu cuarto terminando de prepararte. Yo subí las escaleras con mi piruleta en mano. Estabas con la puerta cerrada así que dí tres golpes en ella indicando que era yo y entré. La habitación estaba desierta, no había rastro tuyo. Cuando me giré para salir de tu cuarto te ví, estabas escondida para darme un susto. Y bien que me lo diste, pegué un grito tremendo y casi me atraganto con la piruleta. Ibas disfrazada de araña gigante. Odio las arañas.
Yo no puedo dejar de reír. Qué niña más mala he sido. Primero lo del pez y ahora esto. Soy una mala influencia. No entiendo cómo Liam nunca ha tenido ganas de pegarme, o deshacerse de mí. Bueno, ahora soy una persona normal y corriente, ¿no?
Samantha- Soy realmente malvada.
Liam- La más malvada.
Continúa contándome muchas más historias que escucho realmente atenta y expectante. Se nos han hecho las nueve y media de la noche. Hemos tenido una infancia de película. Dejando de lado el acoso escolar fuímos realmente felices. Vivimos de todo e hicimos toda clase de cosas. Todavía no me ha contado nada sobre su riñón, a lo mejor le parece un tema bastante delicado, y vaya si lo es. Me vuelvo a sentir culpable por haberme entrometido entre sus cosas, nadie me ha dado vela en este entierro. Escucho atenta una historia nueva sobre un cachorro que encontramos y que nuestro padres no nos dejaron quedarnos pero que aún así alimentamos hasta que desapareció misteriosamente.
Liam- ¡Oh! Y te tengo que contar la historia de Kelly Roths. Teníamos ocho años y Kelly iba a quinto. Era la chica más temida por todo el colegio. Pegaba a todo el mundo, chico o chica. Era una simple matona, pero daba bien fuerte. Un día la tomó conmigo, me tiró la mochila a la basura y me empujo contra los arbustos. Me llené de pequeños cortes, pero no hice nada. Cuando me viste me preguntaste qué paso y yo me negaba a contártelo, pero al final empecé a hablar. Te enfadaste tanto que cuando sonó el timbre para irnos a casa saliste la primera de clase, fuiste a la clase de Kelly a esperarla y cuando salió la empujaste contra la puerta y le dijiste cuatro cosas bien dichas. Todo el mundo miraba, yo corrí detrás de tí para evitar que hicieras una locura, pero aún así la liaste. Recuerdo más o menos lo que le dijiste:
<<Samantha- ¡Hola, Kelly! Me gustaría hablar contigo. ¿Qué tal se siente al meterte con gente más pequeña que tú? Me encantaría verte en un aprieto con los de sexto, seguro que empezarías a llorar como una niña pequeña. Quiero preguntarte una cosa: ¿Qué necesidad tienes de ser una borde con los demás? Jamás tendrás amigos de verdad y nadie te querrá. Como le vuelvas a hacer algo a Liam o a cualquier otro niño o niña te las verás conmigo.>>
¿De verdad yo defendí así a Liam? Sé que haría cualquier cosa por quien quiero, ¿pero meterme con alguien dos años mayor que yo? Estaba perdida, pero me la jugué. No ha termiando la historia, a lo mejor me pegó un puñetazo en la cara y la castigaron y expulsaron. A lo mejor me consideraron una especie de heroína. Super-Sam. Suena bien.
Liam- Pero ahí no acabó todo, Kelly levantó la mano para pegarte un puñetazo pero de pronto apareció Mike Grabeel, de sexto grado y le dijo a Kelly que también se las vería con él. Kelly se puso tan nerviosa que salió corriendo de allí para irse llorando a su casa. Fue realmente increíble. Te vuelvo a dar las gracias.
Samantha- Eh, no pelearé tus batallitas siempre.
Liam- ¿Y qué haré ahora?
Me inclino hacía él lentamente y me acerco a su oreja derecha para susurrale que hacer la cena. Me levanto deprisa y corriendo para esconderme en la cocina antes de que me pille y cuando aparece en la puerta empiezo a reír. Abro la despensa para coger galletitas saladas, me lleno la boca de nuevo y le ofrezco. Coge un puñado y se lo echa entero en la boca. Estamos para una foto. Creo haber visto una cámara en el escritorio. Salgo dando pequeños saltitos y efectivamente ahí está. La cojo con las dos manos y vuelvo a la cocina con la cámara ya encendida. Me pongo al lado de Liam para que salgamos los dos en el plano y le pido con dificultad porque mi boca está llena de galletitas que sonría. Al final capta lo que le intento decir y sonríe. Al verle empiezo a reír y se me salen trozos de galletita. Hago la foto y espero a que aparezca en la pantalla. Después de un par de segundos ya me he tragado a duras penas la masa de galletas que se acumulaba en mi boca y aparece la foto en la pantalla.
Liam- Qué guapos.
Samantha- Ésta va a mi pared.
Sin querer pulso la flecha de la izquierda que hace que pueda ver la foto anterior. Es Liam, con su delantal verde de flores lleno de harina. No comprendo la imagen a la primera, pero cuando capto lo que transmite empiezo a reírme de nuevo. Me encanta la cara de enfado que pone. Todo cubierto de harina. Seguro que cuando estornudaba le salía harina por la nariz y la boca. Le doy a la anterior y también me río, es Liam aún con la cara llena de harina pero más cerca del objetivo de la cámara, mirándo con odio pero con una sonrisa en la cara, como si se fuera a vengar. Alzo la mirada para contemplar a Liam y veo que sigue observando la pantalla con una sonrisa en la boca. Apago la cámara y la dejo a un lado.
Samantha- Mañana vamos a revelarlas. Deben estar en mi pared.
Quiero continuar llenando mi pared de fotos hasta tenerla completamente abarrotada de ellas. Quedará precioso. Toda una pared de recuerdos, que siempre podré observar y adentrarme en cada pequeña historia que contienen. Quiero guardarlos todos, no dentro de mi memoria, sino en un sitio que jamás pueda desaparecer. Quiero que sea algo objetivo, no subjetivo. Poder mostrar con imágenes lo que he vivido y con quién lo he vivido. Es simplemente eso. Odio que la gente diga que la mejor cámara es la memoria. La memoria también se estropea.
Liam- Bueno, ¿qué quieres cenar?
Samantha- La verdad es que no tengo hambre, me tomaré una manzana.
Me acero al gran cuenco de la fruta y busco dos manzanas rojas. Le lanzo una a Liam y a la otra le hinco el diente. Está realmente dulce, aunque me gustaría más si estuviera fría. Me la termino en menos de un minuto y tiro las pepitas a la papelera. Vuelvo al salón para lanzarme al sofá y Liam aparece detrás de mi con los brazos cruzados masticando todavía.
Samantha- Tengo sueño.
Liam- ¡Pues a dormir!
Se acerca a mi y yo ya sé lo que va a hacer a continuación. Me coge en brazos y me lleva en volandas por las escaleras hasta llegar a su cuarto. Me lanza suavemente a su cama y se tira detrás de mi para hacerme cosquillas por todas partes.
Samantha- ¡Para, para, por favor!
Liam- Te dije que me vengaría por lo del macarrón.
Ahora está prácticamente encima mía. Siento el calor que desprende su cuerpo. Pero no me paro a sentir su calor, sino que intento deshacerme de él. Pego patadas al aire, pero me inmoviliza completamente. Quiero salir de aquí. Me pesa. Y las cosquillas me matan. Empiezo a llorar como Maddison ésta mañana. No me gustan las cosquillas, es la peor tortura del mundo.
Liam- Te soltaré si me prometes que dormirás conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario