sábado, 5 de enero de 2013

24. SILENCIO.


Ese último comentario me ha dejado sin respiración. ¿Sabes esa sensación de que cuando tu madre te pilla haciendo algo que no deberías hacer, te sorprendes tanto que dejas de respirar por un par de segundos? Pues algo así. No me lo esperaba para nada. Me estaba hablando de sangre en mi boca. Eso no es algo bonito ni atractivo. Pero para gustos los colores. Oh, ¿qué digo? Es muy tierno. Le parezco adorable incluso llena de sangre. Poca gente es así. Mi madre tuvo razón al decirme que no lo perdiese. Definitivamente es de lo más valioso que tengo. Me alegro de haberle tirado el vaso de leche al crío ese hace 14 años. Si no fuera por él a lo mejor ni nos conoceríamos. Gracias, Jason Middle.
Caminamos en silencio hasta llegar a su casa. Dirijo la vista hacia atrás para observa mi casa. Suspiro con añoranza. Mi casita. ¿Seguro que estarán allí las llaves de la casa? Como las haya perdido fuera muero. No, no muero, no merecería morir. Me matarán. Mi padre con la seguridad es muy estricto. Una vez le dejamos unas llaves a mi tía y casi se muere de la inseguridad. No quería que nadie más tuviera las llaves de la casa. Le costó una vida darme las mías. Y si las pierdo explotará y me matará. Qué forma más triste de morir.
Cuando abre la puerta le quito la bolsa de las manos y la llevo hasta la cocina para dejarla sobre la encimera. Empiezo a sacar el contenido hasta vaciarla. Liam aparece apoyando un brazo en el marco. Coge la masa y la saca del plástico. Lo desdobla hasta que aparece una forma perfectamente redonda. Saco la harina de la despensa y hecho un poco sobre la encimera. Para que no se pegue. La esparzo bien y pongo la mesa encima. Cojo el tomate lo echo y con una cuchara lo extiendo. Ahora no sé qué hacer. Me giro para preguntarle a Liam pero al hacerlo empiezo a reirme.
Liam- ¡Eh, no te rías! No me quiero manchar.
Lleva un delantal verde con flores. Le queda precioso. Es impactante. Porque como le queda pequeño parece una cosa mala. No puedo dejar de reír. Con cara de enfado coge un puñado de harina y me la echa a la cara. Como me estoy riendo me entra en la boca y empiezo a toser. Pero aún así sigo riendo. Me miro en el pequeño espejo para ver cómo me ha dejado. Estoy más blanca que de costumbre. Me giro para devolvérserla, pero al girarme veo que me tiene cogida por la cintura. Este hombre siente pasión por mi cintura o algo por el estilo.
Liam- Si llevaras un delantal tan sexy como el mío, jamás te habría pasado esto.
A continuación me da un beso en la frente y me suelta para coger el orégano. ¿Véis? A esto me refería. Muy amable, muy tierno y todo eso. ¡Pero es muy picarón! Y me hace gracia, porque no le pega mucho con lo que aparenta ser y cuando lo conoces te llevas una sorpresa. Una grata sorpresa. Por lo que a mi respecta.
Empieza a echar orégano poco a poco y luego abre una lata de atún para echarla por encima. Al ver que falta le doy otra lata con un: "Si es que me necesitas" y me recompensa con una de sus sonrisas. Cojo el paquete de queso y se lo lanzo. Él lo coge sin problemas, y eso que mi puntería es baja tirando a mala. Podría haberlo lanzado por la ventana perfectamente. Hoy tengo un buen día. Empiezo a cantar una cancioncita que se me acaba de venir a la cabeza.
Samantha- "Give you this, give you that, blow a kiss, take it back, if I look inside your brain..."
Liam- ¡Eh! Si es "I want".
Samantha- ¿Y de quién es?
Mi pregunta parece dolerle. Odio cuando pone cara de tristeza, porque no sé si está triste de verdad o lo hace para confundirme. Y definitivamente me confunde. Vuelve la cabeza hacia la pizza y le oigo susurrar: "Es de One Direction". ¡Ah! Es verdad, no me acordaba. Lo que no consigo comprender es por qué ha reaccionado así ante mi pregunta. A lo mejor es que es un grupo que le gusta mucho a él. No tengo ni idea. La verdad es que lo dudo, la mayoría de Directioners son chicas. Y Liam no parece un fanático de éstas cosas. Aunque todavía no sé por qué les conoce. ¿Serán amigos? Sea lo que sea no me lo ha explicado, y espero que forme parte del juego.
Liam- Bueno, ¡al horno!
Ya vuelve a estar como antes. No sé si se ha olvidado del tema o si le ha dolido de verdad y lo ha dejado a un lado. No tengo la menor idea. Coge la pizza y la pone en una bandeja. Veo que le ha añadido tápenas. Genial. Mete la bandeja en el horno y pone una temperatura que desconozco. 175 grados, creo. Veo que se quita el delantal y vuelvo a reirme. Eso me recuerda que no me he quitado la harina de la cara, así que me acero al fregadero y me limpio como puedo. Vuelvo a mirarme en el espejo. Más o menos. Me seco la cara con un paño y voy al salón donde se encuentra Liam. Está sentado en el sofá escribiendo algo con el móvil.
Samantha- ¿Qué haces?
Liam- ¿Eh? ¡Ah! Le estoy diciendo a Ruth que pueden venir.
Me siento a su lado en el sofá. No está encendida la tele. Tampoco tengo necesidad de encenderla. El silencio me relaja. La gente odia el silencio incómodo. Pero a mi no me resulta nada incómodo. Es como una pausa. Un descanso. Liam deja el móvil en la pequeña mesa que hay entra la tele y el sofá, al lado de un par de revistas sobre ordenadores. Miro hacia el infinito. Estoy divagando. Pensando en lo que está sucediendo. Y solo puedo pensar en que es todo bueno. Hay que aprovecharlo. Tengo la sensación de que voy a perder a Liam en cualquier momento. Tengo la sensación de que se va a ir de mi lado. Para no volver. Odio ésta sensación, quiero que se quede conmigo para siempre. Dejo de lado mi empane mental para observarle en silencio. Quiero abrazarle y que me abrace. Quiero tenerlo para mí sola.
Liam- Eh, ven aquí.
Ahora estoy al cien por cien segura de que me lee la mente. ¿Cómo lo hace? No rechazo el abrazo que me ofrece. Me envuelve entre sus fuertes brazos. Apoyo la cabeza en su pecho y noto cómo respira. Sube y baja. Me relaja. Me hace cerrar los ojos pero mi cerebro les ordena que se mantengan abiertos. Deben presneciar este momento para recordarlo.
Empieza a jugar con mi pelo, haciendo rizos que se deshacen en cuanto los suelta. Yo cojo su mano derecha y la junto con la mía. Su gran mano puede con mi pequeña manita. Ahora noto cómo me da pequeños besos en la cabeza. Es demasiado dulce. ¿Demasiado? No, es perfecto. Es un momento perfecto con un chico perfecto. Estoy decidida a que no quiero que sea mi amigo, quiero que sea algo más. Pasase lo que pasase en el pasado. Sé lo que quiero ahora. La timidez o el miedo podrán conmigo, estoy segura. Pero haré lo que sea para intentarlo.
Ahora me da besos en la oreja. Pequeños besos, como caricias. Llega a mi mejilla y entonces le miro. Miro a esos ojos castaños que desprenden calor. Confianza. Todo lo que necesito. Lo tiene todo. No pido más. Solo a él. Le quiero a él. Veo cómo entrecierra los ojos y empieza a acercarse. Antes de que pase un segundo realizo el mismo gesto. Siento su respiración. Tan cerca, pero a la vez tan lejos.

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