sábado, 5 de enero de 2013

38. MUNDO.


Johanna- Es increíble.
Ambas siguen atónitas mirándome. No lo entiendo. ¿Qué he dicho? ¿Acaso no sabían que le quiero? ¿No se nota? A lo mejor debería de haber cerrado el pico. Qué locura, me estoy poniendo de los nervios. ¿Por qué no me dan explicaciones? El corazón me late a toda pastilla. Siento como si se fuera a salir. Aprieto una mano donde se encuentra. Es un acto reflejo. A lo mejor así evito que me estalle. Me siento alarmada a la par que ofendida. ¿Es que no puedo quererle? ¿Qué tiene de malo? Es probablemente el chico más maravilloso que pueda haber conocido. Sé que con él estaría a gusto y feliz. Él me lo da todo sin pedir nada a cambio. El simple hecho de que él esté alegre me alegra la vida a mí. Es algo inexplicable. Me faltarían adjetivos para definirlo.
Samantha- Explícate.
Ruth- Sam, cariño. Antes del accidente ya estabas enamorada de Liam, desde bien antes. Te costó confesarlo pero al final te lo sonsacamos. Es sencillamente increíble.
Veo por dónde van, pero sigo sin entenderlo a la perfección. ¿Yo quería a Liam antes de que sucediera todo esto? ¿Desde mucho antes? No me cuesta poder imaginármelo. Me resulta casi imposible que no lo hubiera hecho. Pero no entiendo por qué es una especie de fenómeno para ellas. Algo 'increíble'. ¿El amor es algo increíble? Vale, sí. Pero no en el sentido en el que ellas lo sitúan. Tdavía me miran maravilladas. ¿Han parpadeado si quiera? Me hago para atrás instintivamente y abrazo al cojín rojo con más fuerza. Johanna parece ver la confusión reflejada en mi rostro.
Johanna- Por Dios, Sam. ¡Te has vuelto a enamorar de él! Desde cero, ¿entiendes? Si no recuerdas nada de él te has enamorado de nuevo. En impresionante el efecto que provoca sobre tí.
Ruth- ¿Casualidad? No lo creo.
Entreabro la boca para decir algo, pero de mi garganta no sale nada. Creo que he dejado de respirar. No había caído en ello. ¿Me ha vuelto a enamorar? ¡Me ha vuelto a enamorar! No puedo dejar de pensar en ello. Atrapo un poco de aire para volver a la normalidad, pero nada. Se me agita el pecho entrecortadamente. Yo quería a Liam,y me he vuelto a enamorar. Me ha enamorado otra vez. De pronto me siento llena de alegría. Me pongo en pie, encima de la cama y extiendo los brazos mientras salto sobre el colchón. Ruth y Johanna me miran atonitas desde el suelo. No sé a qué viene este arrebato de alegría. No, claro que lo sé. Es porque por un segundo he recordado lo que me dijo Maddison. "Liam te quiere más que a nada. Sólo hay que veros". Sonrío con más insistencia. Liam me ha demostrado durante éstos dos días que no somos simples amigos. Un amigo cualquiera no habría hecho todas esas cosas. Un amigo no habría bailado un baile lento conmigo. Tampoco habría dormido en la misma cama que yo. Pero de repente caigo en algo. Ya me habría dicho algo. Me desplomo sobre la cama y mi rostro se vuelve gris. Taciturno. Si me quisiese ya habría hecho o dicho algo. Solamente soy una muy buena amiga. Nada más.
Ruth- Me encantaría que nos explicaras lo que acaba de suceder.
Samantha- Simplemente, olvidadlo.
Me abrazo las piernas y me pongo en posición fetal como un bebé. Intento ser fuerte y aguantar las lágrimas. Pero afloran lenta y fuertemente y me veo obligada a secarlas con el dedo. Escucho cómo Ruth chasquea la lengua y Johanna susurra algo que no consigo descifrar. De repente acabamos todas en una especie de montaña humana. Yo, cómo no, en la parte más baja, soportando todo el peso. En medio Ruth, y en la parte superior Johanna. Ambas ríen y siento cómo una de ellas, no puedo identificar cuál de las dos, me hace cosquillas por los costados. Después de miles de suplicas me permiten salir de esa horrible trampa de la que salgo con los ojos llorosos y la espalda dolorida. Me la acaricio suavemente para intentar calmar el dolor. En escasos minutos desaparece por completo. Johanna se acerca a darme un abrazo y nos quedamos así en el suave suelo de moqueta. Ruth está tumbada boca arriba sobre la cama de Johanna, observando el techo.
Ruth- No quiero ir a la universidad.
La idea no hace que me inmute lo más mínimo. Johanna y yo conocemos los ideales de Ruth. Quiere vivir la vida. Es joven y quiere aprovechar el momento. Lleva echándonos la misma charla desde que teníamos 15 años. Me sé el diálogo prácticamente de memoria. Quiere viajar a todos lados, ver mundo. Pero no sola. Quiere ir acompañada de su novio, Erik. Erik es un chico un año mayor que nosotras. Es lo que se considera un rebelde. Dejó el instituto en cuanto se le presentó la ocasión y trabaja en una tienda de música. Ruth y él se conocieron en una fiesta de la playa hace dos años. Mi primera impresión sobre él fue que no era adecuado para ella. Pero juzgué demasiado pronto. Llegué a conocerle por petición de Ruth y me dí cuenta de que es un chico apasionado. De que hace lo que quiere y que le da sentido a su vida. A sus 19 años ya ha visto más mundo que un hombre de 89 años. Vive con su tío en una casa a las afueras de la ciudad. Tiene bastante dinero y puede permitirse esos viajes. Realmente me llegó a caer muy bien. Es totalmente diferente a mi. Él es un vividor, y yo una simple soñadora.
Johanna- Y que quieres viajar. Y que irás con Erik. Y que seréis muy felices, y que...
Ruth- Este otoño me voy con él a Brasil.
El silencio sucumbe la habitación. Creo que podría percibir hasta el aleteo de un mosquito. Johanna y yo nos miramos, para estar seguras de que hemos escuchado bien. De que no nos lo hemos imaginado. Al mirar a Ruth que está con la cabeza gacha se confirma lo que hemos escuchado. Se va. A Brasil. Con Erik. Me cuesta concebir la idea. Me cuesta pensar que algún día nos separemos. Que johanna tenga que ir a Oxford y yo a Cambridge. Que Ruth viaje por el mundo en busca de la felicidad. Me duele nada más de imaginármelo.
Samantha- Cuánto tiempo. ¿Cuánto?
Ruth- Un año. Trabajaré de camarera y él en correos.
Es la primera vez en mi vida que veo llorar a Ruth. Pero no me detengo para inspeccionar la situación. Johanna y yo la seguimos reuniéndonos todas en un melódico llanto. Es espectacularmente silencioso y significativo. Lleno de buenos deseos y disculpas. Lleno de mensajes subliminales nunca escuchados. Las tres nos fundimos en un abrazo. Ruth se aparta para secarse las lágrimas. Se ha puesto ligeramente roja. Yo sigo sollozando. Por mucho que Ruth quiera irse de aquí sé que le duele. Cada cosa que hagas tiene sus 'pros' y sus 'contras', hay que cerrar puertas y abrir otras. por muy duro que resulte. Ruth nos echará de menos, pero debe empezar su vida y yo la apoyo en cuanto a su manera de hacerlo, aunque no quiero que se vaya. Le cojo la mano a ella y a Johanna. Ellas enlazan las suyas y formamos una especie de círculo. Algo significativo.
Samantha- La distancia jamás nos va a separar.
Ruth y Johanna- Jamás.

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