sábado, 5 de enero de 2013

37. RISAS.


Jamás me perdonaría si supiese que lo tengo, pero lo necesito. Ella mismo me dijo que hicera todo lo posible para saber cosas de ella, de nosotros. Que escarbara entre todos los rincones en busca de respuestas. En lo primero que pensé fue en ésto, su diario. Siempre me decía que la única manera de liberarse del mundo era escribiendo. Que lo lleva utilizando desde que se lo regalaron y que es de lo más valioso que tiene. Nunca llegó a enseñármelo, pero yo siempre tuve curiosidad por saber qué encerraban esas páginas. Fue fácil cogerlo. El día que le marqué el suelo con los post-its. Su madre me dejó la puerta del jardín trasero abierta para que pudiese pasar, y mientras dormía empecé a rebuscar entre sus cajones. Me sentí especialmente mal haciendo aquello, pero necesitaba conocer los pensamientos de Sam, tal fue mi sorpresa al encontrarme con aquello.
SAM.
Mi pijama y... ¡Listo! Ya tengo la mochila preparada. Ruth pasa a por mi dentro de cinco minutos. Qué ganas de verlas a las dos. Durante este rato que he pasado en mi habitación esperando a que llegara la hora de irnos he estado leyendo. Echaba de menos el olor de mis queridos libros. Pasar las finas hojas de una en una con mis dedos. Sumergirme entre los renglones hasta formar parte de la historia que me narra. No suelo ir mucho al cine. Suelen hacer las películas de los libros, y nunca voy a verlas para que no me estropéen la historia. No hay nada mejor que tener un mundo entero entre tus manos. Desde bien pequeña me gustaba leer. Los primeros libros de verdad que me leí fueron los de Harry Potter. Marcaron especialmente mi vida. Como todos, soñaba que algún día llegaría la carta de Hogwarts a mi buzón. Se evaporó como tantos otros sueños.
Paul- ¡Sam, Ruth ya está aquí!
¿En serio? Ni siquiera he oído sonar el timbre. A lo mejor ha dado toques a la puerta. O estoy en trance. Vuelvo en mí y me levanto de la cama donde me he sentado. Cojola mochila y me la cuelgo de un lado. No pesa especialmente, puesto que solo llevo ropa y mi reproductor de música. Salgo de mi habitación cerrando la puerta con cuidado y bajo por las escaleras hasta el bajo donde me encuentro a Ruth hablando alegremente con mi padre. Se ha recogido la melena pelirroja en una trenza. Estoy completamente enamorada del pelo de Ruth, pero tiene la maldita costumbre de hacerlo desaparecer con coletas y trenzas. ¿Qué tiene de malo? Aparta la vista de mi padre para posar sus ojos sobre mí. Me sonríe y yo le devuelvo una sonrisa. Contemplo su vestimenta. Uns pantalones blancos cortos y una camiseta de manga corta gris con las mangas negras. Lleva unaz zapatillas también negras. Lleva un estilo parecido al mío, salvo que yo llevo pantalones azules oscuros y una camiseta de manga corta blanca con una frase en azul claro. Ambas nos despedimos de mi padre, ya que mi madre no se encuentra en el comedor. A saber dónde está. Mi padre nos cierra la puerta y ambas caminamos por la calle, una al lado de la otra. En silencio. Mi relación con Ruth no es tan emocional como con Johanna. Ruth jamás le cuenta a nadie lo que siente. Ni siquiera a nosotras, que somos sus mejores amigas. Ni a Johanna, que lleva con ella desde los 5 años. Ruth es un libro completamente cerrado. La única vez que la he visto llorar fue con la muerte de su abuelo. Con su abuelo sí que tenía una relación emocional. Siempre nos contaba que pasaba la tarde con él, tomando té y pastas y que los dos jugaban a las cartas y se contaban cosas. Cada vez que hablaba de su abuelo John no podía evitar sonreír. Una vez nos confió que cuando tuviese un hijo lo llamaría John. Fue la primera vez que habló sobre niños. Ella siempre se ha negado a la hora de hablar de niños. Siempre decía que jamás tendría uno. Ese día se abrió a nosotras. No lo volvió a hacer. Respeto su decisión, son sus secretos y puede hacer con ellos lo que quiera.
Ruth- Bueno pequeña, ¿qué tal éstos días con mini Payne?
Ella siempre ha llamado mini payne a Liam, porque su hermana mayor y una de las hermanas de Liam han sido siempre amigas, y él desde que nació ha sido mini Payne. A mi me resulta gracioso, porque de mini tiene bien poco, pero cada uno tiene sus costumbres y tradiciones. Cuando hablo con Ruth no puedo evitar nombrarle también de esa manera. ¡Espera! ¿Acabo de recordar algo sobre Liam? Es increíble. El juego funciona. Más o menos.
Samantha- Bastante agotadores. He hecho cosas que nunca habría hecho en mi casa.
Ruth- Cariño, no me hagas pensar mal.
¿He comentado alguna vez la mente tan sucia que tiene Ruth? Si eso lo repito. No he conocido en mi vida a alguien tan pervertido. Siempre encuentra la forma de relacionar las cosas. Al ver mi cara de exasperación suelta una carcajada. Estoy enamorada de la risa de Ruth, suena aguda como un pitido, pero no daña a los oídos. Es difícil oírla reír así. Me hace sonreír. Ruth es ligeramente más alta que yo, así que le paso el brazo derecho por los hombros para obligarle a agacharse ligeramente. Me acerco a su oreja para susurrarlo algo en el oído.
Samantha- Eres una guarra.
Ruth- ¡Me ofendes!
Acto seguido se separa de mí y cruza los brazos en señal de enfado. Se adelanta un par de metros de mí y observo cómo se gira para sacarme la lengua. Yo me río y sin darnos cuenta ya hemos llegado a la casa de Johanna. Es una casa enorme. Cuando la conocí una vez me perdí cuando me invitó por primera vez a su casa. Y no exagero. Ruth toca el timbre y en menos de lo que canta un gallo suena la voz de Johanna preguntado quién es. Ruth pone voz grave para contestar.
Ruth- Soy Zayn Malik, y vengo a pasar una noche loca.
Johanna- ¡Eres idiota!
Ambas oímos cómo antes de colgar el telefonillo y abrirnos Johanna suelta una carcajada. Ruth y yo nos miramos y nos reímos. Quiero que ésta noche sea así, entre risas. Muevo la puerta con una mano y Ruth y yo caminamos por el pequeño pasillo entre la entrada y el portal. Antes de que lleguemos Johanna nos abre la puerta. No está sola. Lleva en brazos a su hermana pequeña. Jenny. No tiene más de 3 años, es una ternura de niña. Siempre nos da abrazos. Luego está su hermano. Alex. Es un antipático, tiene dos años menos que nosotras y ya se piensa que es todo un adulto. Va de pasota y de guay pero solamente es otro mocoso más. La verdad es que es contario a Johanna. Ella es rubia y de ojos marrones claros y él moreno y de ojos aparentemente negros. Cualquiera diría que es adoptado. ¿Que si me cae mal? Pues sí, un rato. ¿Se nota mucho? Johanna deja a su hermana en el suelo que sale corriendo hacia el jardín. Johanna nos indica con un gesto de la cabeza que pasemos. Cuando pongo un pie en el suelo la miro y veo que ya lleva puesto el pijama. Subimos todas las escaleras hasta llegar al primer piso. Caminamos por el largo pasillo lleno de puertas hasta llegar a la del fondo a la izquierda. El cuarto de Johanna. Su cuarto es de en sueño. Tardé un poco en acostumbrarme a tanto espacio. Es más grande que mi salón. Tiene un vestidor enorme y una de las paredes es una imagen de Manhattan por la noche. Da mucha envidia. Sin pensármelo dos veces me lanzo a la cama de matrimonio donde duerme. Ella y yo siempre dormimos juntas. A Ruth le saca un colchón. Le gusta dormir sola.
Nos ponemos las dos el pijama mientras que Johanna trae un bol repleto de palomitas. También coge una bolsa de patatas fritas y una botella de Coca Cola. Siente pasión por ella. Comenzamos a hablar de cosas sin importancia. De lo poco que queda de verano. Que no queremos empezar la universidad, que Ruth todavía no sabe lo que quiere hacer. Que si hay psicología en Cambridge. Hablamos de cosas aleatorias hasta que llega el tedma de conversación que he temido desde que hemos llegado.
Johanna- Bueno, ¿y con Liam qué tal?
Samantha- Aún no le recuerdo en absoluto. Pequeñas cosas, pero como si nada. Estoy harta.
Johanna abre los brazos y yo caigo en ellos. Me acaricia ambos brazos mientras me manda que me calle. Y eso que ni siquiera he hablado. Me gusta que Johanna me abrace. Es realmente tierna, da los mejores abrazos del mundo. No consigo recordar la última vez que le dí un abrazo a Ruth, solamente lo recuerdo en la bienvenida que me dieron, por eso me sorprende que se nos una. Se lanza encima de nosotras y todas caemos en la cama entre risas. De repente se me pasa algo por la cabeza, algo que Johanna o Ruth me pueden contestar. Algo de lo que no estoy completamente segura. Necesito que me lo resuelvan cuanto antes.
Samantha- Chicas, ¿qué sentía por Liam antes del accidente?
Ambas se paran en seco. Ya no suenan risas. Nos separamos entre nosotras y ambas me miran fijamente. Luego entre ella y así sucesivamente. Johanna se lleva el dedo índice a la boca. Nerviosa. ¿Qué sucede?
Ruth- Muchas cosas, ¿qué sientes ahora?
Samantha- Siento que le quiero.

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