sábado, 5 de enero de 2013

56. ESPECIAL.


Lo último que recuerdo es cómo Liam me llevó en brazos hasta mi cama y me arropó entre las sábanas. Ahora es de día. Son las 10:04 y estoy completamente descansada y llena de vitalidad. Siento como si pudiese salir volando por la ventana y alcanzar el Sol. Agarro mi móvil y veo las 17 llamadas perdidas de Ruth. También tengo 5 mensajes suyos. Los acabo de ver, me ha estado llamando toda la noche y yo ni me he dado cuenta. Busco su número en la agenda y escucho atenta los 'Pi' hasta que al cuarto lo coge. Su voz me indica que no ha dormido.
Ruth- ¡Sam, Dios mío! Pensaba que te había pasado algo. Ya no estabas cuando fuí a por ti. Siento haberte dejado sola. Estaba... sí, estaba borracha. Lo siento, soy una mierda de amiga.
Sam- ¡No te tortures! No pasa nada Ruth, soy yo la que no debería haber ido. Liam vino a por mí.
Vuelve a disculparse unas diez veces más hasta que al final parece convencida de que le perdono. Dejo el móvil sobre la mesita de noche de nuevo y miro el techo rememorando todo lo sucedido anoche. El vagabundo, el bar, las copas, la pérdida de Ruth, Riley. Un escalofrío recorre mi cuerpo al recordar aquel nombre. No puedo quitarme de la cabeza a aquel hombre que me agarró del brazo como si fuera un trozo de papel. Lo levanto para examinarlo y veo como un pequeño morado, destaca sobre mi blanca piel. Cuando me lo toco dejo escapar un pequeño grito. Nunca antes me había dolido tanto un morado. Espero que a ese hombre y sus amigos les hayan pasado cosas malas durante la velada. Qué asco de gente.
De repente se abre la puerta, y yo, asustada, miro hacia ella escondiéndome tras las sábanas. Pensaba que estaba sola. Asomo la cabeza por un hueco de la sábana y veo a Liam con una bandeja llena de comida en las manos. ¿Cómo ha entrado? Quizás dejé la puerta abierta. Estaba tan adormecida que podría haber hecho cualquier cosa.
Liam- ¡Buenos días! Te he preparado unas tostadas. Hoy tenemos que hacer muchas cosas.
Samantha- ¿Has dormido aquí?
Lo confirmo al ver que lleva la misma ropa que ayer y que va despeinado. Se habrá quedado a dormir para vigilarme por si me pasaba algo. Sabe lo asustada que estaba. No lo he pasado más mal en mucho tiempo. Me deja la bandeja sobre el regazo y examino el contenido. Dos rodajas de pan de molde untadas de mantequilla y mermelada de fresa. Como a mí me gusta. Acompañado de un buen vaso de zumo de naranja. Agarro una tostada y le hinco el diente. En su punto. No suelo desayunar en la cama. Creo que es la primera vez.
Liam- Sí, no quería dejarte sola.
Inclino la cabeza al escuchar su comentario. Enternecedor. Si alguien me aprecia en este mundo, ese es Liam. Es posiblemente la única persona sobre la faz de la tierra que me demuestre lo importante que soy para él. Tampoco tengo a muchas personas, pero no creo que todo el mundo tenga a alguien como Liam. Liam solo hay uno. Se sienta a los pies de mi cama y me da conversación mientras me termino el desayuno. Y entonces es cuando le pregunto qué vamos a hacer hoy que nos va a ocupar tanto tiempo.
Liam- Pues vamos a continuar con el juego, ya que vamos un poco atrasados. Te voy a llevar a un sitio muy especial, así que en cuanto te cambies, salimos de aquí.
Acto seguido, sin más dilación, sin soltar una palabra más. Me quita la bandeja de entre las manos, me destapa y sale por la puerta en dirección a la cocina. Me desperezo tumbada en la cama y decido que es hora de levantarse. Pongo los pies sobre el frío suelo de madera y con ayuda de las manos apoyadas en la cama, me pongo en pie. Del armario saco un pantalón vaquero, corto y alto, y una camiseta roja ancha. Me desnudo no sin mirar antes que las cortinas estén echadas y me pongo un sujetador blanco debajo de la camisa roja. Me pongo los pantalones por encima se la camiseta. Me encantan estos vaqueros. Cojo unas sandalias blancas y me las pongo. Voy muy veraniega. Demasiado para vivir en Inglaterra.
Salgo de mi cuarto para adentrarme en el baño. Enciendo la luz que todavía parpadea y saco un cepillo para hacer mi cabello enredado, un pelo suave. Me arranco algún que otro pelo de raíz y después de dos minutos consigo mi peinado habitual. Me lavo los dientes y cuando termino bajo por las escaleras para encontrarme con Liam. Está sentado en el sofá, leyendo el periódico. Alza la mirada al verme bajando las escaleras y me sonríe.
Liam- ¿Ves? Así vas preciosa. No me gustan las lentejuelas.
Le saco la lengua con gesto divertido y se pone en pie para acercarse a la puerta principal. Abro girando el pomo y ambos salimos cerrando la puerta con llave a nuestro paso. Cuando termino me las guardo en el bolsillo delantero izquierdo y ando hasta donde se encuentra Liam. Cuando llego a su altura, juntos, andamos calle abajo. Me habla de lo incómodo que es dormir en el sofá, y yo le digo que podría haber dormido conmigo si me hubiera dicho que se iba a quedar. Al instante deja de hablar, como si no se le hubiera ocurrido, y yo me río a carcajada limpia.

Samantha- Bueno, ¿y qué es ese lugar tan especial?
Liam- Ya lo verás.
Sonríe sin mirarme. Odio que me dejen con la intriga. Es como con las sorpresas. Si me van a hacer una sorpresa, es mejor que no me avisen, porque sino me pondré como una loca histérica interrogando a cada uno de los implicados hasta obtener una respuesta. Cuando leo un libro me lo suelo leer del tirón porque no aguanto el no saber qué acontecimientos les deparan a los personajes.
Continuamos caminando calle abajo, sin cambiar de dirección. Sin cambiar de acera. Siempre en el mismo lado. ¿Adónde me quiere llevar? No me imagino a dónde puede ser. Quizás a un parque. O a una exposición. A lo mejor me lleva a un concierto veraniego que suelen organizar cada verano. Aunque no sé qué puede tener eso de especial.
Samantha- ¿No me vas a dar una pista?
Liam- Claro que sí. Allá voy: Es una sorpresa. ¿Contenta? Ten paciencia, ya queda poco.
Seguimos caminando, ahora en completo silencio, cuando de repente me coge de la mano. Envolviéndola con la suya. De forma reconfortante. Miro nuestras manos unidas con una sonrisa. Cuando levanto la mirada nos encontramos enfrente del bosque. ¿El bosque es un lugar especial? Es un lugar extraño para ser especial. Pero no rechisto cuando me hace adentrarme entre la maleza. Caminamos con las manos agarradas, esquivando árboles, hasta llegar a un sitio. Un lugar. Una maravilla. Es todo precioso. No he visto un lugar más bonito en toda mi vida. Es un espacio circular plano, rodeado de árboles. Árboles sanos, acompañados de arbustos exuberantes y flores de todos los colores que te puedas imaginar. Es un lugar espectacular. No puedo evitar separar los labios formando una forma ovalada en la boca.
Liam- Bienvenida a El Claro del Tocón.

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