sábado, 5 de enero de 2013

64. CAPACIDAD.


Creo que no le comprendo. ¿A qué se refiere sino? Miro el mensaje de Liam: <<He llamado a tu casa para decirles a tus padres que estabas con Jo.>> Como excusa de leer el mensaje, dubito sobre lo que haya querido decir. ¿A qué estoy esperando sobre qué? El misterio que se trae Johanna entre manos no me gusta un pelo. Noto su mirada perforándome la nuca. Veamos, ¿de qué puede tratarse? Miro a mi alrededor en busca de alguna clase de ayudo o indicio de problemas. Lo primero que creo que se refiere es a que estoy encima de una de sus bolsas, por lo que me aparto un poco. Le miro para descifrar su penetrante mirada, pero continúa intacta. Expectante a mi respuesta, pero es que yo no tengo solución a sus indirectas.
Samantha- Yo no sé a lo que estás esperando tú para decirme lo que quieres transmitirme.
Johanna- Vaya, Sam, eres bien cortita cuando quieres, ¿eh? Me refiero a que cuando le vas a decir que te gusta. ¡Me tienes a dos velas respecto al tema! Quiero que lo vuestro evolucione, y tú, también.
¿Cómo no me había dado cuenta hasta ahora? Siempre es lo mismo. Que si soy muy lenta, que si no cedo, que si siempre me lo tienen que traer hecho. No es fácil. Al menos a mí no me lo parece. Me resulta complicado mostrarle mis sentimientos a alguien, y no unos sentimientos cualquiera, estoy hablando de amor. Amor de verdad. No esas estupideces de adolescentes de: 'Hola, nos acabamos de conocer, ¿nos enrollamos?', no, yo no quiero eso, quiero que él sienta lo mismo, que me diga que me quiere, que le diga que lo quiero. Últimamente la palabra 'amor' tiene menos sentimiento que un trozo de papel. Cada vez se usa más pronto, una pareja que ya lleva un día, ya se está diciendo mutuamente que se quieren y que son su vida. A mi no me parece nada bien eso, ¿a qué viene quitarle el valor a la palabra que encierra los sentimientos y sensaciones más poderosos del universo? Todo son modas.
Samantha- No le voy a decir nada hasta que no esté al cien por cien segura de ello.
Johanna- ¿Pero qué más necesitas? ¿Un cartel con luces de neón citando: 'SAM Y LIAM SE QUIEREN'?
Samantha- ¿Puedes bajar la voz?
Miro a nuestro alrededor y descubro caras que nos vigilan y miran atónitos. El chillido que acaba de pegar debe de haberse escuchado a kilómetros a la redonda. Instintivamente le he puesto una mano en la boca para hacerle callar. La gente que se ha parado a mirar, continúa con su camino.
Samantha- Es más complejo que todo eso, no lo entiendes.
Johanna- Pues explícamelo, Sam, ¡explícamelo!
Realiza un gesto dramatizante que resalta su última frase. De pronto siento la necesidad de contárselo. De contarle todos mis nuevos temores, todos aquello miedos que me hacen dar pasos adelante. Cual cangrejo me obligan a retroceder. El miedo, la incertidumbre y el futuro son superiores. Comienzo a contárselo. Le cuento que Liam iba a permanecer quizás uno, o dos meses. No es exacto. Puede desaparecer en cualquier momento. Puede ocurrir que yo tenga que volver a pasar por todo aquello que viví hace dos años. Tener que extrañarle, en ese momento más si estuviéramos juntos. Yo tendría que ir a la universidad, y el de gira. No encontraríamos ningún momento para vernos. Nuestra relación sería a distancia. Y yo, que no puedo estar un día sin Liam, no me quiero ni imaginar un año. Es muy duro para mí, y dar un paso adelante, podría resultar ser un paso en falso.
Johanna- De acuerdo, en parte tienes razón. Pero Sam, atrévete a soñar. Nunca has experimentado el amor, no sabes lo que es estar unida a una persona. Aunque sean unos escasos meses. Además, vosotros dos no sois como una pareja de adolescentes hormonados. Lo vuestro es real, os queréis de verdad, no es puro físico. Él te quiere, y tú le quieres. Por mucha distancia que haya entre vosotros, por mucho tiempo que tengáis que estar separados, estoy segura de que siempre permaneceréis juntos.
Las palabras de Johanna me llegan muy adentro, y tocan mi pequeño corazón. Escuchar estas palabras por parte de una persona como ella, que no tiene fe alguna en el amor, es especial. Me resulta conmovedor que le parezcamos una excepción, y eso sin haber nada. Me obliga a pensar sobre ello. Tiene razón, sé que le quiero, pero nunca he experimentado quererle. Nunca he sabido lo que es estar vinculada a una persona que sabes que siempre estará ahí, que siempre te querrá. Una persona que haga lo que haga, te obligue a esbozar una sonrisa. Alguien en quien no puedas dejar de pensar en cinco minutos. Añorar un abrazo. Un beso. Ni siquiera he experimentado uno.
Samantha- ¿Te han aceptado en Oxford?
Johanna- Se supone que me envían mañana la carta, en cuanto la reciba, te llamo.
Samantha- Estoy segura de que entrarás, eres la mejor psicóloga del mundo.
Abre los brazos y yo me encierro en ellos. Es lo que realmente pienso, es la persona que más me hace pensar, la que me sonsaca todos aquellos pensamientos recónditos dentro de mi persona. De mayor me veo acudiendo a su consulta, tengo la sensación de que me volveré loca con todas las contradicciones que rondan por mi cabeza. Primero pienso algo, y luego cambian todo aquello por algo totalmente diferente. Me estoy dando cuenta de que soy una persona muy influenciable. Después de un minuto en esa posición, nos dejamos espacio para respirar.
Abandonamos el centro de la ciudad para volver a nuestros respectivos hogares. La casa de Johanna queda más cerca de aquí que la mía, por lo que vamos juntas hacia allí. El camino transcurre en un completo y asombroso silencio. Nunca la he visto tan callada, normalmente no puede estar ni un segundo sin contar algo. ¿Se le habrán acabado los temas de conversación? Lo dudo, simplemente estará pensando, y quiere concentrarse. A lo mejor tiene miedo. Miedo de que no le acepten en Oxford, de que tenga que pasarse otro año esperando para volver a solicitar una plaza. Me ha parecido mala idea aquello de no prevenir, porque no ha enviado ninguna solicitud a otra universidad, solamente a Oxford.
Johanna- Bueno, ya estamos. Ya nos veremos. Te quiero.
Me coge por los hombros y me da un sonoro beso en la mejilla. Se despide sonriente con la mano y después de abrir la puerta, desaparece tras ella. Me pregunto qué haré sin las locuras de Johanna y el mal genio de Ruth. Las tres formamos un grupo extraño. No tenemos muchas cosas en común, y eso nos hace especiales. Descubrimos cosas las unas de las otras, aprendemos. Nos diversificamos. Eso es mejor que otra cosa. Con ellas he aprendido a ser ligeramente más inmadura, antes de conocerlas me lo tomaba todo bastante en serio, y todavía sigo igual, pero hay un leve matiz que confirma lo contrario. He de pulirlo más.
En menos tiempo de lo que esperaba, llego a mi calle. Desde lo lejos, contemplo la casa del árbol. Ha quedado realmente preciosa. Un gran trabajo por nuestra parte, me siento orgullosa. Camino sonriente hasta la altura de nuestro solar y antes de girarme para dirigirme a mi casa, percibo algo sospechoso en la casa. Algo desacorde. Algo que antes no estaba ahí. Me acerco sinuosamente hasta conseguir descifrar las letras que hay escritas sobre el hueco que es la puerta.
"Sam and Liam's house".

No hay comentarios:

Publicar un comentario